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LA INQUISICIÓN
didos en sus opiniones
y
conducta. Al paso que el
de Buenos Airés, Fr. Cristóbal de la Mancha
y
Ve–
lasco, dominico, hacía honras y decía misas por los
veintidós españoles que mataron los de la Compañía
en el asalto de la Asunción y declaraba incursos en
la excomnnión de la bula ele la cena á los ejecutores,
mandando apretadamente recoger los papeles que
esparcíart los jesuitas contra Cárdenas; el de Tucu–
mán, agustino, educado en las escuelas que la Com–
pañía tenía en Córd0ba, perseguía activamente al
lego t·ranciscano Fr. Gaspar de Arteaga, que salía
valientemente á la defensa del expulsado obispo
y
que no temía encararse con aquél, increpándole su
conducta; denunciaba en Limara proposición de la
doble misa, escribía sobre lo mismo al Papa
y
al
Rey,
y
conminaba con excomunión
á
los que trata-
1;ien del asunto. '
A pesar de tantas instancias, los inquisidores con–
sideraron que cttalquiera que fuera la conducta ele
los contenclores, no tocaba á la fe, y que lo mejor
era, para atajar el escándalo enorme que semejantes
procedimientos ocasionaban en el país, nuevo aún
1.
El lego At teaga no se sometió al mandato del Obispo ni
á
las órdenes que le impartió por medio del ·visitador Fr. Gabriel de
Guillestegui para que se callase, y, por el contrario, le dirigió una
carta en que le decía, remitiéndole traducida la bula de la cena: «con
lo que en su contra han obrado sustentan los de la Compañia,
para que V. S.
l.
nos declare cómo se ha de entender esto, y si
cuando con pubUcidad se -destruye la Iglesia, estamos obligados
á
callar ó
á
defenderla públicamente, que yo j\lzgo que en tales oca–
siones sirvo
á
Dios en defenderla por todos caminos, pues los que
tienen estos religiosos son tan perjudiciales que solicitan que por
descomunión se manden callar los delitos que han ejecutado».–
Carta al Obispo, Esteco,
22
de Abril de
16:'1.
La opinión personal que
~1
lego merecía al prelado era de que
«siendo seglar fué tenido por varón virtuoso, y en la religión no sé
que lo haya dejado de ser».
'