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LA
INQUISICIÓ~
martillo contra los transgresores de la reformación
de costumbres y entereza de la fe.»
Comenzaba en la carta que para el efecto escribió
á Lima diciendo que cuantos bienes del comisario se
encontraron habían sido embargados por el obispo,
. que «en materia de cudicía, puedo decir con verdad
que mi religión tiene la fama y este prelado los he–
chos;» y continuando la pintura del personaje, agre–
gaba:
«SU
común vestir es de un ordenante asufal–
clado
(sic),
pero muy galán y pülido; una media so–
.tanilla con muchos botones, aunque desabotonada
ele la cintura abajo, de manera que se le descubre el
calzón de terciopelo de color, con pasamano. Las
medias, ele seda y con ligas, y zapatos muy justos y
pulidos, sin jamás ponerse roquete, ni más hábito
ele su religión que la cinta de San Agustín. Ancla
tan oloroso que viendo yo á cierta persona volYer las
espaldas muy de priesa en una calle, le preguntaeon
qué donde iba tan apriesa, respondió: «Yoy así por
no encontrarme con el obispo, que como de muestra,
con sólo el olfato le he descubierto que viene por esa
calle.>>-Un día enteé yo á visitado ele las pocas veces
que fui, y le hallé en la cama, aunque eraharto tarde,
·y le hallé con pebetes y ramilletes ele flores encima de
_.una mesa, y en ella una escudilla ele la China, llena
de agua de oloe, y ele cuando en cuando metía los
dedos y se rociaba con ella el rostro y narice >>.
1
A este denuncio, Yino luego á agregar e el ele Fr.
Francisco ele Córdoba, del cual copiamos los parea–
tos siguientes:
«Con la sinceridad y verdad que á tan Santo Tri-
r. Carta
á
la Inquisición de 3o de
~oviembre
de r634. Léase inte–
gra esta pieza entre los documentos que van al fin
dellib~o.