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LA INQUISICIÓN
mandaron entregar á los calificadores del convento
de Atocha para que se tomase la conveniente reso–
solución.1
No es
nue~
t.roánimo ni pertenece á la índole de
este trabajo relatar por extenso. las incidencias es–
candalosas ocurridas .en el Paraguay entre los jesui–
tas y el obispo D. Fr. Bernardino de Cárdenas, de–
biendo limitarnos á referir la parte que en ellas f;e
pretendió tomase el Santo Oficio.
· Oigamos desde luego.las quejas del obispo al Tri–
bunal ele Lima:
Comenzaba, pues, por expresar que en dos ante–
riores cartas tenia dado cuenta de cosas importantes
al servicio de Dios, extirpación de herej ias y otros
asuntos tocantes al Santo Oficio, y que de nuevo to–
maba la pluma para que el Tribunal estuv·iera ad–
vertido de lo. que pasaba en su . obispado, donde
por haber tratado de visitarle luego de su llegada y
mandado quitar de las oraciones traducidas en len–
gua de los indios algunas herejías, derivadas ele una
mala inteligencia del lenguaje, se le había levanta–
do la persecución que por allá «tanto había sona–
do,>) decía, cuanto escandalizada tenía aquella pro–
vincia, pues sus émulos Jos jesuítas perseveraban,
por efecto de su vanidad, en sostener aquella traduc–
ción, haciendo caso omiso de sus. censuras, de he–
cho y en informes escritos, «creciendo tanto en po–
der y el de sus pareceres)) que con lurli brio y afrenta
de su Iglesia tenían hecha catedrai la de su colegio
1.
Id. de Gaitán
y
Castro de 26 de Mayo de 1638. Alcedo refiere, á
propósito de este obispo, que se dedicó con el mayor esmc:'ro á la
conversión de los indios infieles
y
que gobernó con grande aplauso
y
acierto su iglesia durante treinta años, hasta el de 1662,
~n
que fa–
lleció.