E:N CAl1TAGENA DE INDIAS
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P ero estas huellas ideas del inqui sidor Valera
iban á qu edar sin efecto,
y
pronto, como SG temía,
los enemigos do la fo habían do profanar en Carta–
gena el sitio del Santo Ofi cio...
Bien pronto tamlJ ién habíadotnrbarseestamarcha
tranquila
y
segura
a
que Valora tenía logrado encarri–
lar el Tri lJunal, con los g raYes
y
largos dis t.nrbios que
Jo iba á suscitar ol obispo don Mig ue] Antonio de
Benavides
y·
Piedrola, natural de Andújar
y
canó–
nigo de Badajoz que acababa de ser .
1
Había sido el prelado recién promoYido á su igle–
s ia el año de 1681 cuando procedía á despojar á los
franciscanos ele la dirección del convento ele monj as
de Santa Clara, que los correspondía por concesión
pontifi cia . QuejáronsG á la AudienQia do Santa Fo
los religiosos despojados
y
obt uvieron provisión
para que el obispo les resti tu yese lo que les pertene–
cía,
y
como se tratase de h acerle cumplir aquell a or–
den , procede á excomul gar á toda la ciudad, al
gobernador dori Hafael Capsir
y
Sans, á s u tenien–
te, justicias, cap itanes, soldados, caballeros, oficia–
les, nobles
y
pl ebeyos, libres
y
esclavos; á las reli–
g iones y á los que les daban limosnas y oían misa
en sus ig lesias; declara la cesación
á
divinis,
ponien–
do en entred icho al pueblo, ccsin que le faltase más
que la real p0rsona de V.
M .,
Gscribí an al Rey sus
propios prebendados ,
y
la sacrosanta .del
~Papa,
011
cuyo tiempo se consumió el Santísimo, se negaron
los sacramentos, se nmrioron muchos sin ellos, se
r. Alcedo,
Diccionario,
etc.,
t.
I,
p.
3g8.