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LA INQUISICIÓN
n inguna li teratura, conque las diligencias que se les
encargan padecen muchos defectos sustanciales.>> r
Entre los reos que halló en las cárceles secretas
Oguraban cua.tro de qu ienes no pudo menos ele dar
. noticia al Consejo, <<por lo que estos miserables, de–
claraba, padecen en la estrechez ele ellas de incomodi–
dades, achaques
y
casi desesperación, originada de
su. naturales
y
de Jo riguroso
y
ardiente cleste cli–
rnn.. >
2
Era el primero José Jimónez, natural de Guaro,
en Málaga, ]J eyaclo en 4 ele marzo do 1677
á
la pri–
sión desde u n desierto junto
á
Santa Fe, á do nd e
se había reti rado en traje ele hermitaüo . Autor de un
li bro3 de que se le halJian extraído 429 proposi–
ciones heréticas, estaba condenaGlo
á
relajar por
hereje formal
y
pertinaz, desde el 29 de julio de
1678 .
«Este hombre,
refería el
inquisidor,
se ha-
11a todavía persistente en sus errores
y
á
veces pro–
rrumpe en tan desmesu radas voces
y
imperiosas,
aún á los inquisidores, en los días de v isita, qu e
indica desesperación por verse detenido,
y
aunque se
le procura asistir con todo cu idado, sin embargo
parece manifi esta) a en algunas acciones
y
arrojo
en sus palabras, estar del j uicio no con toda,igual–
dad,
y
porque puede ser fingimiento, se queda ha–
ciendo las diligencias convenientes en orde n
á
in–
vestigar la
ver~ad . >>
r. Ca rta de 6 de octubre de r683.
2.
Carta de
1.'
de. octu bre de r683.
3. La obra de J iménez no tenia título alguno; llena más de ¡;oo
p áginas en fo lio de letra metida
y
es p uramente místico-teológica.