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LA INQUISICIÓN
de ir algunas veces á casa del inquisidor más anti–
guo, pues me temo, según su condición y ánimo
vengativo, pretenda hacerme algún daño »
.3
El provincicd de los dominicos se quejaba por
s u parte de que Quirós, á titulo de amigo de algu–
nos de los frailes, los amparaba con el nombre del
Santo Oficio y se los sacaba ele la obediencia, «para
vivir á su gusto y sin la corrección que merecen sus;
procederes poco atentos y religiosos)):4
Nombrado Mier para ir á servir en el Tribunal
de México, Quirós quedó solo co·n Padilla, con
quien luego se reconciiió, y habiendo sido, á su vez,
transladado á Lima, se despidió del Tribunal el8 de
noviembre de 168(
Padilla, que vi no de este modo
á
quedar de único
inquisidor, no podía vivir mucho tiempo . La tisis
que le consumía le había recrecido ya de tal modo
que á fines de 1679 hacía aií.o y medio que se ha–
llaba buscando en el intmoior clima más adecuado
á su
clolenc.ia, la que al fin le llevó á la tumba el 31
de marzo ele 1682, nombrando en artíctllo ele muer–
te para que le s ucediese en el cargo, rnientras el
Consejo proveía otra cosa, al licenciado don Andrés
de 'Torres, arcediano de la Catedral,
á
quien
des.dela partida de Quirós le tenía designado de fiscal.
En 27 de marzo del año sjguiente llegaba de Li–
ma, donde acababa de servir, el inquisidor propie–
tario don Francisco Valera.
ValeTa comenzó
su
carrera en
~ Lima
como re-
3. Carta ciiada deEcharri.
4· Carta de Fr. Alonso de Acosta
y
Padilla,
10
de agosto de
1680.