EN CARTAGENA DE I?\DIAS
303
]ator de la Audiencia en 1664, cargo que tuvo por
tiempo de quince años . El arzobispo-virrey don
Melchor de Lifián y Cisneros le había elevado has ta
hacerle s u aseso r general. Había sido, además, cura
párroco de la Catedral y dos veces rector de la
U
ni–
versiclad de San Marcos:
Un mes estuvo en el Tribunal acompañado de
To–
rres, pero al cabo de ese corto tiempo, habiéndole
llegado
su título de inquisidor, la primera provi–
dencia que tomó fué echar del Tribunal al canónigo
Torres .r
1.
Este canónigo hu bo de hacer viaje á la Pen ín sula con motivo
de cierta 'competencia qu e tu vo con el licenciado don Lope de Ceva–
llos, con ocasión de la visita q ue verificó en el pueblo de Tu bará n,
donde Torres servía de cura doctrinero, y de la cual pretendía estar
exento.
El Consejo de Indias a mparó a l visitador y Torres se marchó
á
Espa ña á tratar de vindicarse, á cuyo intento publicó u na
Satisfac–
ción jtwidica,
en la que, á vueltas de muchas citas latinas, conclu–
ye por hacer un a relación de sus méritos, desti nada á expresar q ue
d esde 1626 se había empleado en el servicio diYino y real, asistiendo
hasta el de
r638
en la Catedral de Cartagena con diferentes cargos,
en cu ya fecha, ya ordenado, pasó al curato de Tu bará n, donde fu é
también com isario del Santo Oficio .