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LA INQUISICIÓN
corno poco aficionado al trabajo del Tribunal, que me
consta que todos los más de los días se va á las tres
de la tarde á una huerta que ha hecho con casa,
donde se divieL'te con algunos amigos al juego del
hombre, conque los que tienen negocio, necesaria–
rrlente le han de ir á buscar allá, donde no sé si son
oídos y entendidos, ó lo han de dejar perder.>>
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Advertía por esto al Consejo cuán conven iente
era que de España se enviase un fiscal de rectitud y
experiencia, que no se dejase ll evar de sofisterías ni
embustes, promoviendo á Guerra de Latrás á :iVIéxi–
co ó á Lima, ccdoncle no toque la campanilla, ni tenga
Jos deudos y compadres que en esta ciudad (donde
nació) para que pueda lucir más su ingenio y mu–
chas letras.>>2
Del secretario Gonzalo de Carvajal refería cosas
todavía mejores . Contaba, en efecto, que ccá los
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días del mes ele febrero deste año sucedió que te–
niendo mala amistad con una muj er casada con un
hermano del alcaide de las cárceles secretas de esta
Inquisición, y una mad.rl1gacla se fué el marido en
su seguimiento (porque el pretexto de la mujer era
de ir á misa de alba) y entró en la casa del dicho don
Gonzalo, doride ella estaba, y á él le disparó dos ca–
rabinazos, y con el uno ó sus balas le dió en un
brazo, y con el otro no le ofendió. Después, ya en
la calle, alcanzó á la mujer y le dió una estocada en
un brazo y una cuchiliada en la cabeza.>>3
r.
Carta de
22
de marzo de
r66g.
2.
Carta de
16
de noviembre de
r66g.
3. Carta de
22
de marzo de
r66g.