EN CA.RTAGENA DE INDIAS
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P etronila Falcón y Cabrera, Ana
Ha rn~rez
y María
de Lugo, natural de Coro, por-hechiceras sortílegas;
fray Alonso Vásquez, franci scano, por proposicio–
Í1es heréticas; Juan de Hita
y
Ledesma, teniente de
gobernador en la vill a de Tolú, á quien se le mandó
por fin de su proceso que se abstuviese de tratar
materias de teología; Juan Vanegas é In és de los
Angeles, bígamos; Magdalena de Salazat', «por sor–
tíl ega y muj er pública;)) Domingo Congo y Felipe
Angola, negros, de Caracas, por en1bustes.
A Juan González, moro, por haber renegado de
Dios, se le leyó su sentencia con méritos en la igle–
sia de Santo Domingo en 20 de julio de 1659.
Lui s Ronquillo, soldado de Cuba, y Juan de Soto
Alvarado, por blasfemias hereticales; Alejandro Ma–
tambre
y
Catalina González, Juana de Vera y Maria
Enríquez, ambas de la Habana, por sortílegas em–
busteras;
Luca~
Malina, negro libre; y Juan Carrillo
ele Guzmán, artill ero, blas femos.
'
En 1660 se habían castigado : doüa Ana Altam ira–
no, por sortílega; Alonso Estéban, sold ado, por blas–
femo; Fr. Salvador Montero, relig ioso de San Fran–
cisco, por las proposiciones que elijo en un se rmón;
Toribio González, que se denunció en Puerto Rico
de haberse hecho calvinista, quien abjuró
de leoi
en
la sala, donde se presentó con samben ito ele media
aspa; Catalina ele Frías) tes tificada en la Habana,
tullida, y que murió allí a ntes de llegar al TribunaL
P etrona de Cárdenas, María Gómez de Astorga,
cloi'ía Sebastiana de Urízar, Juana la campechana,
mulata, y Pedro Camborda, sortílegos .
Francisco ele Chazarreta, Juan de Torres Palomi-