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LA INQUISICIÓN
Ya en el Consejo se venía reparando desde hacía.
a.lgti nos años que no llegaba á su poder testimo–
nio alguno de visitas de cárceles,
i
deseando
averi~
guar de qué prov·enía tan singular omi sión, pidió
informe al Tribunal en septiembre de 1564, logrando
entonces saber en respuesta que si no se verifi–
caron en casi todo el año de 1660
y
desde fines del
siguiente hasta medi ados de 1663, era «porque no
había en cárceles secretas presos algunos.))r
E sto nos lleva á continuar nuestra interrumpida–
relación de las causas de"los reos de fe.
En 1655 fué absuelta María Núñez; vecina de la.
Habana; se suspendieron los procesos ele
Ivielcho~
Gómez
y
Luis de Paz, negro judaizan te, que fallecie–
ron en las cárceles; fué reprendido
y
advertido en la
sala de la
aucl ~enci a
Juan de Osuna, gobernador de
Mérida de Yucatán,
y
entregado luego al guardián
de San Francisco para que le in stru yese en el con–
vencimiento que debía tener en materia ele revela–
ciones, visiones
y
apariciones; Marota, !llulatar
muchacha de edad de diez aflos, reprendida en la
sala por adivin adora y reclusa por dos afíos; el sol–
d31do Juan de Castro, blasfemo, que
1~ezó
un a misa
en forma de penilente y salió desterrado por un
alío.
En auto particular de fe celebrado también en et
convento c}e Santo Domingo el 8 de mayo de ese·
año, salió Isabel, neg-ra, esclava en Jamaica, por·
hechicera y adivinadora, y en otro de 6 ele junio
del mismo, fué admitido á reconciliación con pér-
r. Carta de Corro y
Sala~,
18
de abri1 de r665.