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LA INQUISICIÓN
irarle sus bienes, y en la sala del tormento le
tomaba su confesión .
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ruido que se levantó cuan–
do llevaban preso al- secretario, <epregunté lo que
era, sigue diciendo Guerra de Latrás,
y
sabiendo_
dicha prisión, me vestí y levanté, y cayendo
y
levan–
tando , fuí á la casa del in quisidor don Pedro de Sa–
las y le truje á la sala de la audiencia.>> Acordaron
allí formar proceso al Gobernador, que se pusiese
cesación
á
divirw>
en la ciudad
y
que se tocasen las
campanas de las iglesias auunciándolo así al pue–
blo; terció el Obispo; acordóse que éste vi ese al go–
lJernador, quien acoodió á quitarle los grillos al
secretario, y con esto, á las doce de la noche ambos
inqui sidores se volvían á sus camas : E<y parece que
este alboroto de caso de honra, concluye el fiscal, me
espantó el achaq üe, de cualidad que cada día me
voy recobrando más y más .>>
Pero lo cierto fué que
concluyó aquel allo y el secretario no salía de la cár–
cel, y con este hecho «la Inquisición y todos sus mi–
nistros, podía decir con verdad uno de ellos, han
caído m.ucbo de la estimación y veneración en que
antecedentemente se considera estaban, ... porque es
talla miseria y estado á que se ha llegado, que no
hay ministro ó alcald e ordinario que no quiera supe–
ditar y avasallar Jos de la Inquisición. >>
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Un afío casi cabal después de aquellos sucesosr
el 28 de diciembre de 1667 fallecía Salas y Pedroso,.
nombrando en artículo de muerte para que le suce–
diese en el cargo al dominico Fr. P edro de Achurri,.
r. Carta de Carvajal,
20
de diciembre de
r666•
.2.
Carta de Juan de Montoya
y
Angulo,
r6
de abril de
r66g.