EN CARTAGENA DE INDIAS
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el que menos obrase el retirarse dicho Inqui sidor
Fiscal y notario del
ecreto del Tribunal, fingi endo
que lo quería prender el se ilor Real, siendo falso,
sin apariencia de Yerdad , y
a~ i
lo ejecutaron . ¡Ya se
vé cual seria el escándalo!
«Salió e ' La e tratajema
á
don Ju an Pereira muy
conforme á . u natural y de. ro, pues de aquí resultó
comer más de seis ·me c.. muy e plénd iclamentc, sin
co tarle un real, teniendo todos Jos días muchos
conYiclado., que . olían llegar á quince y veinte, y
cuando menos tres ó cuatro, los más de ellos frai–
les, que eran lo
alel ados más á propósito para
guerra cnyas batallas . e habían
ele
dar con atrevi–
mientos descocados, con clr. cortesías y supuestos
falsos,
y
los demás eran personas de muy cortas
obligaciones, fáciles para aplaudir y ayudar, sin
atender mucho á la Ycrdacl y razón.
«Acudían pródigamente los interesados, parientes
y afecto. con
la
comida y regalos para todos á los
principios, y después, pareciendo que era descubrir
mucho la cara á la maldad, determinaron que en lu–
gar de comidas
y
regalos enviasen plata para com–
prarlos,
y
así lo hicieron;
y
no bastando esto, por
ser tan inmenso el gasto, sacaron del arca del Fisco
mil y trescientos pesos, con pretexto de que se le
daban á don Juan Triunfo, hijo del fiscal, para que
fu ese ante V. A. en defensa del Tribunal, ¡Oh! se–
ñor, y qué de iniquid ades se han obrado con esta
hipocresía de
ce~o
del Tribunal y de la fé!
sien~o
así
que no se di eron á don .Juan Triunfo doscientos pe–
sos y lo demás se convirtió en dichos banquetones,
que se hacían en la propia sala del Tribunal y en