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LA INQUISICIÓN
relox da temprano la hora de salir, anda bueno, y si
se detiene para s u tiempo, anda malo; conque se
salen antes que dé, conque siempre se. ha asistido
muy poco tiempo, y mucho menos en el del Inquisi–
dor don Juan Pereira, que desde que entra hasta que
sale no atiene sinó al re1ox que se detiene.))r Para
remediar este abuso, el visitador proponía que se
tocase una esquililla, como suele en escuelas ...
Para complicar más este atraso, vino á ocurrir
por esos días
(12
de junio de
1G.J8)
la muerte del doc–
tor don Juan de Lorregui, que.había sido nombrado
de fiscal, hombre de algunas letras, desapasionado
de las cuestiones que dividían á los Inquisidores y
de no poca influencia sobre Pereira, á quien á Yeces,
aunque con sumo trabajo, lograba reducir á·partidos
de conciliación y tolerancia. Reemplazóle acciden–
talmente el notariu Tomás de Vega, pero como sus
facultades y es-tudios no eran suficientes para clesem–
pefiar el puesto con acierto, Medina Rico pedía con
instancia al Consejo que proveyese la plaza en su–
g'eto idóneo, enviando, además, dos inquisidores de
ciencia, experieneia y probidad, porque, en cuanto á
Pereira, de lo que tenía ,averiguado en la visita, sólo
resultaba que era digno ele severo castigo, y que en
ninguna manera debía. dejárselo en Cartagena.
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Razón sobrada tenía el visitador para expresarse
así. Luego de dar principio á su cometido, tuvo en su
juzgado tres querellas ccpor injustas pnswnes, pro–
cedimiEmtos y agravios, á mi ver muy grandes y
r.
Carta de 19 de mayo de 1649 .
.2.
Carta de 17 de mayo de 1649.