EN CARTAGENA DE INDIAS
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bre de 1647,
1
cuando hacia dos meses á que el fi s–
cal Triunfo ele Socaya se hallaba de regreso despues
de un afio de ausencia en la Península.
Pereira comenzaba á poner al nueYo visitador todo
género de embarazos, si n querer allanarse á cosa al–
g una por su altivez y porque deseaba <crneterla
á
ruido.>> En vista de esto, l\Iedina Rico solici taba se le
dijera de qué apremios debía valerse, ya que no po–
día proceder con censuras ni mucho menos á pren–
der1e.2
Las causas, mientra-s tanto, estaban abandonadas
y
lo reos seguían
pudriénclo ~ e
en las cárceles, como
que había algunos que gemían en ellas hacía ocho
aüos.
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Para dar impulso á un asunto de tanta tras–
cendencia, Medina Rico asistía diariamente al Tri–
bunal y logrnba dentro ele poco, á fines de septiem–
bre de 1648, celebrar auto particular de fe, en que se
.despacharon algunos . Pero no así los demás em-
pleados.
.
Es curioso oír lo que á este respecto decía el visi–
tador: ccEn esta ciud ad no hay relox, sólo hay qué
los soldados de guardia con una campana que tie–
n en, clan las horas cuando les parece, sin guardar
en manera alguna igualdad, y como es tan desacre–
ditada sefía, se atiende para todo muy poco á ella, y
así los ministros no acuden á un tiempo al tiempo
del Tribunal: detiénense los unos por fiojedacl, y los
otros rorque no quieren estar aguardando; y si el
1.
Fué recibido el
r
1
de ese mes. Carta d e los inquisidores de
22.
de febrero de 1642.
2.
Carta de 26 de noviembre de 1648.
®
3. Carta de Medí na Rico,
17
de noviembre de 16_¡8.