E~ C.\.RTAGE~},_
DE I?-iDL\.S
105
cieron , por comisario desta, que ' i hubieran alcan–
_íiado á en tend er la Yicla li cenciosa deste fraile
y
desacier tos quo <H]uí hi zo, estoy seguro, concluía
piadosamente el Obispo, no le pm-ieran en este
ministerio .))
1
En la
tarea
inqui itoriales and alJan también los
mini stros con mala fortun a . Lo
rcc s seguinn sien–
do e ca os ) de poca con ideración, con excepción,
quizás, de un
\.lfonso Gómoz, procurador general
que había s ido en Madrid do los portugueses de la
nación hebrea, que tenían alcan zado un rescripto
para que no se le persignie o en los dominios espa–
rwles, y que él mi.
1110
acabnb~
ele ser preso en la
Habana, Yinienclo do
.:\
ngoln con armazón de ne–
gros,
y
sccucstrádo, elo
LlS
bicno . ccEs judío perti–
naz,)) adclantaban lo.
j
uecos al Consejo al tratar de
su cau a, ccy tenernos poca esperanzas do su con–
Yersión .
»
2
P.oresos días iba desa rrollándose en Cartagena,
como había suced ido on México, un antagonismo
grandísimo entre los mi ombros ele las diversas ór–
rlenes religiosas con motiYo de la doYoción
á
la Lim–
pia Concepción de Nuestra Seiíora, cuya noti cia
.acababa de llegar allí. Los fran ciscanos, agustinos,
mercenarios y jesuitas form aron un bando, al que
se oponían los dorninicos, apoyados del Obispo, que
había sido frail e ele su Orden,
y
tanto se encendie–
ron, qu e desde los púlpitos predicaban unos contra
o tros denostándose de violenta manera. I ntervino
1.
Carta del Obispo al Consejo: Habana, S de Abril de
1617.
2.
Carta d e 7 de J ulio d e
J6I 5.