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CAPITULO XXI.
DE COMO LA VENERABLE MADRE 'l'ENIA DON DE CONOCER
INTERIORES.
Hf1biendo entrado en oracion·con 1a '
comu~id~d
la
sierva de Dios mi Madre Antonia, que a,si lo hacia
sie~pre, habiéndose puesto en una esquina del 9oro, -
ín~ p~se yo en otra bien apartada, hil).cada de rodil1as '9on
la~
manos puestas; y cómo le, había de ·pedir
·á
D'ios,r. le em–
pezé
á
pedir
á
la ·sierva del Señor le
~idiera
á
su
M
a–
gestad me d"ra gracia y mucha humildad para
~marle
y servirle con graiÍ perfec"cion,
y
ot.ras
COSfliS
tocante
á
esto, interiormente. Corrió la hora, y habiendo alzado
de Oracion,·entró mi Madre en su celdita,
¡
y
o eop. ella,y
habiendo estado alli un ratito, dándome un
golpeci.toen el hombro, me dijo: Providencia., que picu
dilla er,es:á lo cual le dije yo: ¿porqué me dice U. eso?
y
me dijo
¿quieres que te lo diga? le
resp~ndí,
sí Madre: y m.e
cl.i.–
jo: ¿no estabas hincada de rodillas con las manos· pues–
tas, y me dijiste le pidiera á Dios te diera .,mucha gra–
cia, y mucha humildad para amarle y servirle éon gran
perfeccion? y todo lo
q~e
le pedí en mi interior me lo
refirió, y acabó diciéndome ¿no es verd{td esto?
á
lo
cual le respondí; es verdad todo lo que ási ha sido:
y
quedé asombrada
y
con miedo, discurriendo veia mis
pecados, y todo mi interior.
Asi mismo sucedió con otras de sus hijas,
y
dice así:
<<Que habiendo tenido una gran tentacion contra la vocil–
cion, y asi todo género de ejercicios de comunidad le
servían de morti:ficacion
y
embarazo, ,- con la tentacion
de dejar la sagrada túnica, envió á llamar
á
su madre,
y se lo comunicó, y le dijo fu ra y hablára en ·el Beate–
rio de Santa Rosa para que la ·recibieran,
y
habiendo
dado el sí, y estando ya dispuesto el
vest~ario
para írse
á
las Rosas, y estando en esto la dicha Hermana, le dió
gana ó impulso de comunicárselo
á
1~
sierva de Dios,
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