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vino Señor y que asi suspendiesen el mandato, y asi
siempre e'{perimentó la sierva del Señor tan grandes
misericordias de la Providcr cia. Divina con qu e
b
s )–
cor ia, en m d'o de es ta in.depende. cia
y
ninguna co–
municacion de las casas
y
personas de esta ciudad, sa–
liendo solamente
á
la calle
á
obras
y
diligenc;as muy
precisas,
y
muy pocas veces, con bastante dolor de su
corazon,
y
asi lo lamentaba muchas veces: por tanto las
personas que no conocían sino ignoraban este c;:tmÍn()
que llevaba, la tenían por agreste,
y
de duro. natural;
y
ff.SÍlas veces que salia c,on su compañera la Hermana
Ana de la Sa-ntísima
~rrinidad
á
~1guna~i1igencia
pre–
cisa, le decía la dicha compañera viéndo1a tan
encoj~tia
y
temerosa:
~f[Jdre,
qué tiene U? parece que se halla U.
con miedo,
y
verguenza;
á
lo cual respondía:
sí,
hija,
porque me parece,
y
tengo tanto temor, que e tiendo
nos han de dar de palos
y
~rrojar
afuera.
.
·· Y por
firi.,
dice dicha Hermana·, que siempre la aten–
dió con grande encogimie:nto
y
cortedad, originada de
. parecerle
y
entender que habían de proceder con ella
de la suerte ya referida, y por tanto era necesario siem–
pre alentarla,
y
a•imarla en semejantes ocasiones. Con
una advertencia, que cuando llegaba
1
diohas· casas,.
que solían darle por cortesanía el asiento en los cojines,
nunca los admitía., porque luego se sentaba en el lugar
mas ínfimo que babia, con su manto en ]a cabeza, sin
dejárselo caer, por mucho calor que hubiese, sin admi–
tir cortejo alguno de los que suelen observar en las
vi~
sitaP.
Solian decirle
á,
la sierva de Dios, que solicitase
y
vi~
sitase algunas personas conoci_das de esta ciudad por
sus puestos,
y
honores, para que coi . iguiese algunos
ádelantarni~ntos
la fundacion ele su casa
y
Beaterio;
.y
llegando
~término
de quererla lleya.r
á
Palacio
á
que
tuviese entrada. con el señor Conde de la
~fonclova,
pa–
ra que la atendiese
y
tuviese en su memoria;
y
~n
lle–
gando
á
término de que lo pusjese en ejecucion, se exi–
mia
y
defendía de tal suerte, 'que no 'babia
q~ien
la pu-