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Te ergo,

hablamos de estar en el coro para cantarle de

rodillas toda la comunidad: Asi que se acababa de can–

tar, hacíamos un acto de contricion

y

empezábamos

á

rezar la corona de la Santísima Vírgen por todos los se–

ñores sacerdotes vivos

y

difuntos,

y

otra corona, que sa–

có la sierva de Dios, que decía en el Ave :Maria: Dios te

Salve piedra amatiste del Cielo, Madre de mi

J

esus ·N

a,..

zareno. Y en el Padre

~uestro

decja: Gloria P.atri,

un Padre Nuestro.

Asi que se acababa, se Ieia el punto de. la oracion,

y

hacíamos la preparacion,

y

estábamos en ora.cion hasta

las seis,

y

ent6~ces

cantábamos la

O G-loriosa Vi1·gi–

nun:t!

y

oúo~

versos,

y

nos ·ibcimos á rez r al coro las

Horas. Asi.que salíamos de rezar, nos tocaban

á

barrer,

y

luego venían los Padres que nos

confe~~ahan

todos los·

di as; oos entrábamos en .el coTo, iba saliendo una á una

á

confesarse,

y

se quedaban en el.coro todas, hasta que

salia ]a

M~sa

y

nos daban

á

recibjr

á

mi Señor Sacra..

mentado,

y

u :n

quedábamo clando gracias en el coro

tres cuartos .ele hora con reloj.

Alzábamos de orn,cion,

y

salíamos cada

tma.

á su ofi–

ci6,.'

y

para los demas t ocaban

una,

campaui}]a,

y

nos jun..

tábamos en un

pieza

6

sala de labor

á

coser;

y

up.a

' leía media hol'a,

y

en acabando de leer, rezábamos dos

, t ercios de Rosa-rio,

y

e~

último Misterio lo CP.ntábamos,

que porque no hablaran en comunidad lo ,impuso asi la

sierya

~e

Dio¡:¡. A

lis

once tocában ·á exámm1,

y

estába–

mos un cua.rto de hora en él. Tocaban al :Refectorio:

ibámos' en

comuníd~d

rezando el

JJe profundis,

·Y

dicieil–

do

y

echando las· bendiciones corrientes nos sentábamos

á

comer,

y

nuestra querida Madre leía mientras

co~

mian;

y

en

aca.b~do

de comer ibámos al coro

á

dar gra–

cias,

y

en acabando cada una se recogía

á,

su cama, por

que entónces no. habia.n celdas,

y

asi que daba la una,

salia la que era

la

celador-a,

;i

tocar

á

silencio, que dura..

ba el guardarle con gran rigor hasta las dos de

la.

tarde.

A las dos volvía

á

;salir la

cel~dora

á tocar la cá.m–

panilla para suspe_lfler el silencio,

y

tocaba al caso