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saliese al encuentro

á

favorecerla, por el mucho desfa–

llecimiento con que "e hallaba su cuerpo.

Y era tan e pecial el modo y devocion con que que–

daba en los dichos éxtasis, que creo piadosamente, su ·

Divina Th1agesta.d quiso aun despues de muerta honrar

su cuerp

o, y darnoslo

s por verídicos y ciertos, como se

dirá mas

larga.men.te

en el_ capítulo de su muerte. Eran

tan ordi

narios en la

repeticion todos los mas dias,

y

aun entre los pucheros, que estando repart,iendo la co–

mid¡;¡,

á

la comunidad, se

qu~daba

con la cuchara en

la

mano toda transportada

y

arrobada.

Una noche esta-ndo en la capiHa que llamaban Be.–

le~

en el Beaterio, estaba yo y mis

~erm:!hnas,

con algu–

nas. de las. hija. de la sierva, de Dios: se había sei).tado

esta en un poyo de dicha capilla, desde C\onde estaba

h~blando,

y de repente la vimos que había salido de sí

con los ojos abiertos muy hermosos,

clavado~, en

oc

Cie–

lo,

de que quedamos todas atóni·tas, viéndo1a de :este

modo por espacio de tres ó cuatro credos, , hasta que

volviendo en sí, .oomo quien sale de un gran sueño,

y

~omo

avergonzada de que la hubiésemos vjsto', salió con.

·

g~·an

prisa para afuera y cogiéndo-se

co~

las manos la

c~be

za:

una de

las~erman~s

rezeland0 naturalmente el

qj.Ie

cayese y se diese algun golpe, porquel-aun ·se düd'aba

si iba en sí, sa1ió en su seguimiento,

á

gran prisa, y cuan–

do volvió la dicha hermana nos refirió haberla hallado

con gran palpitacion en el corazon. .

Entre otras muchas ocasiones sucedió, que al repar–

tir un día., como lo tenia de costumbre, la comida

á

sús

hijas, dando gracias por los beneficios recibidos

á

su Di–

vi.na

Thiagestad, se encendió tanto y elevó de modo su es–

píritu, que reconocimos todas sus hijas, que quedó enage–

n_ada de sus seatidos, lo cual duró por t::mcho tiempo.

. E3bndo en el J?eaterio de la calle de Th1onserrat,

te–

nia la sierva de Dios en lar huerta un ranchito junto

á

1~

acequia de la huerta,

y-

habiéndose ido un dia

á

ha–

c_~r

oracion, se a.negó la huerta;

y

todas nosotras asus–

tada~ ··de

ver el aniego Jfuimos corriendo

á

ver lo que le

"