Previous Page  55 / 184 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 55 / 184 Next Page
Page Background

-37-

cia que usaba de

ordi~ario,

y

muchas mortificacíones

y

penitencias que haci-a públicas en el refectorio. Su c:r

ma era una tarima,

"Q.na

frailada arriba

y

otra abajo,

1

~na

cruz grande en

medi

o, en la cual los brazos le ser–

vían de cabecera,

y

un Santo Crísto con que se abraza–

ba. El \

. t~uario

era dos túnicas blancas, la una de la–

nilla

y

la otra de cotense,

y

la túnica morada.

Desde el dia

cU~

la Conmemoracion de los Difuntos le

daba el Sefior un accidente tan grave, que solo· volvía de

él

á

las cinco de la mañana para ir

á

la Iglesia

á

reci–

bir

á

Nuestro Señor,

y

luego que volvia

á

su recogi–

miento, le volvt\ de nuevo el accidente, de calidad que •

se quedaba privada, de suerte qne solo l obediencia del

(1onfesor era ba.stánte para que volviese en sí, para to–

mar agua rosada en cantidad, con lo cual proseguía los

Qcho

d~s

d¡ finados,

y

asi que pasaban, quedaba

buen~

y

·sana.

.

En,l~

vida cuaresmal que hacia, no comia sino cada

· veinticuatro horas, como arriba dije, que al pasar cada

bo

cado

sentía tal .fatiga,_que le parecía espirar con ca–

da

u.no

;

y

fué tan _estr·echa esta,vida cuaresmal, que aun.

~ra

,vísimamen.te

• enferma

la observaba, hasta que al ca–

~o

de muchos

~os,

estan,do sacramentada de los flatos,

y viendo lo mucho que padecía,

y

que no lo aprovecha–

ban las medicinas, le mandó ·su confesor comer . carne,

asi mismo en lA.s demas ·.enfermedades.

·

Su

padece~·

era. continuado: lo mas del 6empo estaba

ba.stan'temente penada con sus enfermedades, que eran

·bien

e"quj sitas: pac1ec1a mucho

en el eRpíritu

y

con l9s

movimientos del corazon,

y

t.ambien muchos

y

grandes

dolores,

y

contínuos en el cuerpo,

y

nunca se q.urjaba,

ni pedía

á'

Dios

~e

se los quitase, porque, decía, oiue la.

cruz que el Señor ponía no era razon soltarla. Se le

siguieron unas grandes

seqll.~dades,

y

con ellas se reti–

ró el Señor, que ya no ·le sentía en su pecho,

y

quedó

p4l<deciendo en el

espír~tu

y

en el cuerpo el accidente .·

que se a,g·ravabamascada dia, sin faltarle el movimiento

y

golpes que ]e da-ba el corazon, sin decü· mas que:

¡¡ra-