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-43-

había sucedido

á

nuestra

Ma.dr,

~,

y

la hallamos sentada

sobre el agua (que había entrado en el r ancho mas de

una tercia de agua) en oracion puesta en cruz;

y

noso–

tras viendo que no

estaba en sj_

por estar arro–

oada, entramos en el agua y la cargamos

y

la lle\'amos

á

su celdita,

y

se quedó arrohada como estaba muy buen

rato, hasta que volvió en

sí;

y

toda ~

la vimos que salió

sin mojaTse ni un pié, ni nada de la ropa, y nosotras

gozamos del agua y nos remojamos bien por

sacar~a:

de

las que eramos ent6nces, y lo vieron, viven las siguien–

tes: la Hermana Ana de J mms Nazareno,

la Hermana

tuisa de San Pedro de A1cÚ¡utara,

la

Hermana .Tomasa

de la Soledctd,

y

esta su pobre hija la Providoncia. Cual;¡_–

do volvió en sí se halló en su celda,

y

IDjlY

espantada

rros decía; ¿qué ha sido esto que ha suce"Tido? nosotras

no le dijimos nada de lo sucedido, y salió.

En Ovra

o~asion

estando una hermana muy mala, de–

sahuciada del médico, fué la sierva de Dios

á

su Orato–

ri9,

donde tenia

á

mi Señor

J

esus Nazareno en un altar

donde decían. l\1isa; y estando clamándolc al Señor por

la

s~lud.

de la enferma, se elevó en el aire en altura de

do¡:¡ varas, hasta llegar

á

poner la mano en la barba del

Señor,'

y

habiendo vuelto de la elevacwn, le dijo

á

la

enferma: no te i!lorirás, q u,e ya tienes prolongada la vi.–

da;

y

vivió

dicha hermana mas de cincuenta años des–

pues.

r

CAPITULO

XIIt

DE SU RETIRO Y AMOR A LA SOLEDAD Y POBREZA·.

En una oc.asion hablando, dijo cuán amable era el

retiro

y

soledad, •que sus confesores al principio

qu~

di'6

á

la fundacion de Nazarenas, le habían mandado que

saliese

á

solicitar por medio de algunas personas, algun

auxilio y limosna para su fundacion:

á

b

cual respon–

dió, que su Divina Magestad no la llevaba por ese ca-

1?-ino,

y

que. en

sur~

i .

o la ayuiaria

y

s<: C)rreria el Di-