.-
46
~
tanto amor y deseo de su aprQvechamiento, que
soli~
algunas veces dejar sus dudas, llevada de la doctrina
y
enseñanza del espíritu de la sierva del Señor.
'
Y asi
m: s~no,
de _ver su admirable prudencia solían mu–
cha personas solicitar la comunicacion de la sierva de
Dios, y la buscaban
eua~do ~fligidos
se hallaban, y
sa~
lían tan con.solados con su doctrina, que
á
muchos le¡S
sucedió mudar la vida, c.omenzando
'á
desprociar lo
tm~-
renó y aspirando solo
á
lo eterrro.
:
Muchas veces aconteció,
qu~
algrlnas personas,
entr~
las cuales se numeran muchos eclesiásticos y doctos, sa–
lían admirados del razonamiento tan·
p~dente
y discre'–
to de nuestra)!enerable :Madre, para ,quien no había di–
ficultad que no la penetrase, como ákuila que registra
]os rayos del Sol; y conocja.n
y
tenian por cierto, que np
babia mas estudio que el de la oracion
j
t~ato
'r:tterio\–
con Dios, con el cual no habia dificultad que no queda–
se desvanecida,
y
salian edificado$ y. consolados de ver
tan prontas respuestas
~
sus duelas, .
y
lo que mas apre–
ciable es, que comenzaban á vivir una vida de
ángele~,
atribuy:endo esto al abrazado estilo
y
eficacia del razo–
namiento tan pru'tlente de nuestra Venerable Madre,
la mutacion total de sus vidas. '
'
CAPITULO· XV.
DE LAS DISJ:RIBUOIONES COTIDIANAS,
'y
EJERCICIOS
EN
.
.
l
QUE
LA
SIERVA DE ·lHOS IMPUSO SU BEATERIO, Y EN QU.E
NOS EJERCITAMOS HASTA QUE ENTRAMOS EN CLAUSURA,
SIN HALTAR UN PUNTO-.
'
Luego que daban las cuatro de la rBañana, se levaft.–
taba la ceh.tdorar que lo era por una semana,
y
tocaba
~a
campana grande
á
o~a.cion ;
y
así que acababa, tocaba la
campanilla en el dormitorio,
y
decia,:
la.
paz
y
g1·acia
d~l
Espírltu
~anto
asista
y
more e:ó. nuestras almas, her–
manas,
y
,entonaba en voz alta el
Te
De1.tmlaúdam'thS)'
ya
todas estábamos vistiéndonos
á.
toda prisa, porque al
.
,