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sion, una noche en que llegué
á.
mi
casa
á
hs
~ueve
de
la noche,
acabá:1do~ne
de quitar los há,b ito3, entró de
repente
á
mi casa la sierva d-e
D~os,
y
no me acuerdo
con que pretexto; soio sí
me
acuerdo
fué grande el
consuelo
c~piri.tual
que me dió, de que me hallaba muy
atribulado; y sin comunicárselo yo,
me fortalecióy con–
fortó, alentándome
á
pr6se-gwr en lo
come.nza.do;y
a,d–
vertí que solo siendo enviada de Dios
po li::tn sertales
circustancias, y
la de
conocerme
mis
atl tcc iones.
Este
sacerdote perseveró en gran virtud y p.erfeccion, ha:3ta
la muerte.
·
Viviendo una mnger en mal estado, en
na
casita per–
teneciente al
B
~;~,terio,
vino á mandar h:.toer una camisa,
y
a:1nque la sierva de Dios no acostumbraba coser para
nadie_, sin embargo, admitió dicha costura,
en la
cual se
esmeró co:1 tanta prolijidad, y habiendo
ac::t~ado
dicha
eamisa
y
entl·e ,')'áü<lo.) ela
á
su dueño, lue6o se la pugo el
hombre para quien se babia hecho:
inmediatamente
le
dió el Señor auxilio de ponerse en gracia de Dios,
C:1-
sándose con la dicha mug3r,
y
así se efectuó luego,
y
le
.sirvió la Gamisa para dicho desposorio: y viendo
lo que
le pasab.a, agradecida vino
á
darle las gr acias y contar-
1 ~
lo que le habia pasado
á
la· sierva de !Xos; .
y
de todo
lo
dicho
~ea11
infinitas
~~:1ci::ts
á;
Dios.
El suc eso siguiente refiere mi hermana Doña .1\farga–
rita P er ez de Valenzuela, en un papel que escribió
y
es como si,2;ue:
<<Habie~1do
venido de España
á
e<:lta ciudad un caba–
llero con su familia enter a, en la cual vir.o un sobrino '
del dicho caball ero en ]a eda.d de muchas traYesuras,
segun él mismo me habia dicho; aconsejándoL yo que
viese q uo est<tba en ti erra muy
arr ie~ada,
y
que se
portase con mucha prudencia. E ..;te caba,1lero mozo fre–
cuentaba mi casa, donJe muy continuamente se habla–
ba de las virtudes de la sierva de Dios. Dentro de poco
tiempo le sucedió un trabajo con una niña de muchas
obligaciones,
y
habiendo reconocido sus deudos el tra–
bajo, trataron de la venganza de uno y otro.
.