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aplicaron remc(:io <pe pudie e sanarla, y decían era
mal de San Lá.zaro,
y
casi incurable, pue hasta el olor
que de
sí
despedía . e:::a intolerable; y hallándose la di–
cha hermana afligida y desconsolada por no hallar re–
medio que ]a alivia e, comunicó su afiiccion con la Ve-·
ne1 ab:e :Madre
N
a,zarena su querida.; quien la consoló
y
dijo la cura.ria, y lo hizo asi, aplicándole su sali\'a.
y
continuando por algunos uias el untarle toda la pier–
na
y
pié con la dicha saliva, se halló buena y sana esta
doliente, y asi lo asegura que es Yerdad.
Asi
mismo~
sucedió que estando una B_eata de las Vi–
terbaseon un dedo valdado y casi acancerado, sin po–
der usar de él, y dándole noticia ·ele su dolencia
á
]a
sierva de Dios, la consoló, diciéndole pediria al Señor
la sanase, y ap cándole la ·saliva ele su boca
la sierva
de L'i
')S,
repetidas veces, quedó buena
y
sana del dedo.
Margarita,
q~e
así .se llamaba dicha enferma, 'luedó
tan agradecida, que siempre que veía á
la sierYa de
Dios le daba, las gracias por haberla sanado con su sa–
liva.
Conoció ppr inspiracion ele Dios la
~ecesidad
en que
estaba m a señora, llamada Doña Gracia Fernandez,
y
la remedió de esta manera, como lo refiere la dicha señora
legalmente, y_dice: «Habiéndoseme
acab~clo
la plata del
gasto, estuve desvelada
y
afligida aquella noche, por
que
pa~·a
e¡ siguientedia no tenia con que enviar á la pla–
za á comprar de comer;
y
muy de mañana tocaron
á
mi
puerta, y enviaudo á saber quién era, me dijeron venia
G.e parte de la Madre Nazarena,
y
me envió un cuarto
de carne muy gorclo
y
muy blanco, y en un papel plata
r-ara que lo cocinara, de lo cual quedé ·admir.ada
y
dan-
do muchas gracias
á
Dios.))
.
·
Fué ta11 ta l::t caridad que tuvo nuestra Venerable
JVfa.–
dre, que ha.llindose los Pa.c1res religiosos de San Agus–
tín, por el tiempo de los temblor es del
.afio
de mil seis–
ciel;tos ochenta
y
seis eu el retiro
qu~
tienen de su
üLa.–
carilla, experimentando graltdes incomodidades y traba–
jos por el tiempo tan calamitoso que era, y con el man-.