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dos de . la tarde, estábamos todas, y seis
6
siete SenO–
res sacerdotes, y mucha gente de fuera donde estaba.
el cU,erpo de la sierva de Dios,
y
eran las diez de la
noche, y como si estuviera viva, levant6 los bra.zos en
el aire, y se
pu~o
en
cru~,
Y.
así estuvo hasta las tres
6
cuatro de la
~añana,;
de suerte que pensando yo
que
estaba viva .Y que había de ha,blar, puse ' mi barba so–
bre su cabeza esperando lo ejecutára, estando todos ad–
mirados de tal.movimiento, .dando mil gracias á Dios
po,r
$US
misericordias, con que favorecía á su Naza–
:rena. Todo lo referido lo vieron, como todas nosotras,
lós Señores sacei·dotes siguientes: D. Francisco Gar–
cés, Can6nigo
C.#
esta Santa Iglesiá, D. Basilio Saize–
ta, nuestro capellan que era ent6nces; ell?adre Maes–
tro Fr. Blas Suarez, del 6r'deti ·de Nuestra Señora de
las
Merc~des,
D. Antonio de Tapia, D. Antonio Gár–
cés, ya
.~ifuntos
todos, y mucha gente de fuera, y toda-s.
:sus hijas,'
d~
las cuales las mas . son ya difuntas.
Y
de
la:s que ahora actualmente viven, y se hallaron presen–
tes
á
ello la noche que sucedi6, son las siguientes:
La.
hermana Ana de J esus Nazareno, la
herman~
Lucía de
S. PedTo Alcál)tara, la h'ermana Totnasa de Jesus Na–
zareno, ·la hen:nana Juana del Espíritu · Santo, la her–
mana Ventura de la
Santis~ma Trini~ad;
y de fuera mi
hermana Da. Magdalena ·Pere-z y Valenzuela,
q~ienes
en caso necesario lo jurarán.»
El tercero, que es la revelacion que tuv:o la herma–
na Antonia del establecimiento que había de
logr~
el instituto de Monjas Nazarenas, copiada · fielmente
del original que se conserva de letra de la misma her–
mana, dice
a~~JÍ:
. <<Para mayor honra y gloria del Altísimo Señpr
Dips
nuestro y
confus~n
mia, digo en este papel lo que
por
' misericordia de Su Magestad Divina, ent.endi6 mi alma
estando en oracion, no mereciendolo yo por mi ruindad.
Mas ántes que pase adelante, diré sí que soy mandada:
que ménos no tuviera alientos; porque·secretos de mi
alma, ni aun
á
mi misma los fío, porque (por la gra- .