Previous Page  146 / 184 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 146 / 184 Next Page
Page Background

-128-

cia de mi Dios) los dejo todos en la mano poderosa de

donde salieron: cautela que sigo para el resguardo de

mi mucha miseria; porque el amor propio no. encuen–

tre con la ilusion, desbarranque la vanidad

á

la pe–

queñez mia. Ahora sí digo': que aflijicla y llorosa con

la tribulacion de algunos desamparos en que me veía,

dije

á

Su Magestad Divina de esta manera: amoroso

amor Divino, vuelve los ojos, mira

á

quien :con amor

y fé te

llam~:

que aunque yo, por ser la que tú sabes,

demerezco el bien

á

que anhelando ando, por tí mis–

mo he de alcanzar este bien.. Responde Señor, á mi al–

ma, no así con tanto silencio mortifiques mi ruindad.

Mira que x¡uger pequeña me hallo, y temo no falte mi

alma

á

la esperanza divina, que sentiré caer en la ten–

tacion de la deséonfianza. Yo fuí llamada dé tí para el

seguimiento del instituto Nazareno. Este es quien me

tiene al yugo de los trabajos que

padeze~

en

~s

desam–

paros

é

incomodidades de esta casa. ¿Cuándo, Sefior,

llegará la hora de este tránsito? Divino Sefior y due–

fio mio, parece que no ha sido luz divina el consuelo

en

que viviendo he estado; · porque segun se dilata

la

dicha de pasar al Santo Cristo,

much~s

veces· me ha–

bré enga.ñado, si lo que dudo es así. Estando así llo–

rando, sentí de repente como una maréa s.uave, con in–

comparable consuelo, toda en gozos de la fé, que con

ella daba ya por hecho lo que poco

ante~

lloraba du–

dosa. .Pasó esta

á

elevac.ion de los sentidos, que sus–

pensos ellos de lo que el alma gozaba, entendí enlamen–

te que veía al Santo Espíritu, tan amoroso como Padre,

abrasado en el fuego ele su caridad ardiente,

y

con

ella

me decía: ccMírate en este espejo.» Atendió

mi al–

ma,

y

ví que de las manos del Santísimo Sefior salía

una, tabla dorada con unas letras

~ue

decían: La

r e–

gla del Cármen, señjda al Instituto Nazareno, vida

apostólica, sigue

mi

Eva~gélio.

Volví

y

dije: ¡Señor,

á

mí tanta dicha! Temor me dá la ilusion; y díjome el

Amantísimo

bien

nuestro: ((Para venideros tiempos te

muestro esta tabln, pnra que se diga que fué dada

y