Previous Page  143 / 184 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 143 / 184 Next Page
Page Background

125-

Antonia,

y

la austeridad de vida que seguian las beatas

Nazarenas, tocó el corazon de muchas gentes piadosas

á

hacerles

li~osnas

considerables; pero no ·en la canti:

dad suficiente para fundar

y

dotar un monasterio de 33

monjas, como lo pedía el Instituto de la madre Anto–

nia. Ni uno ni otro vieron logrado el fin de sus deseos,

muriendo ella el dia 17 de Agosto del afio 1709, y él po–

co despues. El Beaterio quedó

á

la direccion de la her–

mana Josefa de la Providencia, compafiera de la mayor

parte de la vida del Beaterio de la hermana Antonia.

Así pudo escribirla como testigo de vista de los sucesos

que refiere, con Vjla naturalidad y sencillez propias de

su virtud y verdad; la que se conserva ma!)Uscrita en

el

archivo del monasterio.

No hay virtud alguna .de todas las que poseen en

grado heroico las almas privilegiadas, de que no estuvie–

se adornada ,.;Sta

~dmirablc

muger,

y

los favores que

Dios franquea

á

sus mas amados, se asegura haberlos

concedido

á

esta sierva suya. Dejándolo todo á la pía- •·

dosa creencia de los fieles ,

y

al exámen de la Iglesia,

que debe juzgarlos; solo se referirán tres sucesos bien

particulares. De los dos primeros fué testigo la misma

madre Providencia, y el último se conserva en un ma–

nuscrito de letra de la hermana Antonia, y se hace me–

moria de él en la cédula en que el rey dá licencia para

la fundacion del :Monasterio. Estas circulistancias, y la

de contener todos ellos, e.:;pecialmente el último, prue–

bas manifiestas de la aceptacion que hace Dios del Ins–

tituto de las religiosas Nazarenas, han movido

trans–

cl·ibirlos con las mismas palabras que están e·n sus ori–

ginales, dejándolos en aquel grado de creencia que me–

recen, por la buena fé de las personas que los refieren.

El primero es e modo prodigioso de la muerte de la

hermana Antonia, que refiere la J;D.a.dre ·Providencia

.con estas palabras:

ccEstando haciendole el médica–

mento la dicha hermana Juana,

yo y

la hermarla Yen–

tura de la Santísima Trinidad, incorporada la sierva de

Dios y sentada sobre su cama, se puso su mantilla en la