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brazos de sus padres

y

parientes, de los regalos

y

de–

licias del mundo, no atender á los ímpetus de la na–

turaleza, ni

á

las impresiones del ejemplo y la cos–

tumbre, que tanta fuerza hacen en el

alm&.~

entregarse

á una vida enteramente nueva, que sujeta su volun–

tad

á

ageno arbitrio, que maltrata su cuerpo con las

mayores incomodidades y asperezas, finalmente, que

las reduce á una servidumbre que no se acaba sino con

la muerte: q'llién al ver la alegría y resolucion con

que se sacrifican á estas austeridades, y la exac.titud

y fervor con que las cumplen, no se avergonzará de

su tibieza, y no confesará la benignidai de las pre–

ceptos de la L

!f,

de tanto ménos difícil cumplimien–

to? Pero si esta comparacio:u confunde el orgullo y

desórden de la naturaleza corrompida; al mismo tiem–

po alienta la confianza en la misericordia Divin¡¡, es–

perando que estas hostia.s puras, víctímas !graáa.bles

de las áras de su Esposo, sean un holocáusto de pro–

piciacion, que aplaque la justicia Djvina, justamente

irritada por los delitos del resto de los hombres. Po'r

esto todos los fieles respetan con la mayor veneracion

estos sagrados depósitos,

y

concurren con sus benefi–

cios

y

limosnas

pa.ra

la fábrica de sus templos y casas.

Si la devocion y culto debido á un simulácro mila–

groso, y el amparo y proteccion de un Monasterio aus–

téro, son estímulos grandes, aun separados, para mo–

ver la veneracion

y

piedad de los fieles: ¡cuánta ma–

yor perfeccion fuerza no adquirirán unidos en una

misma casa! Si una imágen de Cristo Crucificado, pin–

tada con la mayor por una mano grosera é ignoran–

te, conservada contra el órden na.tural del ímpetu

de los temblores, en una débil pared de tierra, preser–

vada con iguales portentos contra el celo . indiscreto

que solicitaba borrarla, elejida por esta; ciudad yor Pa–

trona y Abogada contra los estragos de los temblores,

bajo el título del Señor de los Milagros; si una Imá–

gen tan recomendable pór todas estas circunstancias,

tiene la particular de ser la advocacion del templo de