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u
~In.dre
y
la
~Iag<lalcna
al pié de la Cruz.-El año
de 1655, padeció e ta ciudad uno ele eso
grande
tenemoto , que en diferentes ocasione
la han afli–
jido. Con él vinieron
á
tierra toda
la · parede de la
cofradía,
y
de las casas vecinas, quedando solo en pié
el
pedazo que ocupaba la imH-geu del Senor. Lo re–
tirado del sitio, que e.
tá
en uno de los confines de b
ciudad, y la
ruina que lo cercabrm, impidieron
qu~
se aclvirtio e, a
í
en la pa,rticulttrichtd de quedar sola
la imrtgcn libre de la ruina, como e,n
la
propi edad
y
pr·imor ele la pintura, hasta que el afio de 1671, An–
dres de Leon,
ot<tndo todas estas circunsta.ncias,
y
en
r conocimiento de la salud que creía haber alcanzado
en una grave é· incurable enfermedad, encomendán–
do. e
á,
la Divina imágen, emuezó
á
darle culto, bajo
de una dé.bil ramada de mangle y cañas.
La milagrosa curacion de Andrés excitó la devo–
eion de los vecinos de aquel barrio, é hizo frecuen–
tar el sitio, de modo que el cura de la Parroquia .de
San Marcelo, en cuyo distrito se hallaba, dió cuenta
de las muchas concunencias nocturnas que en él ha,–
bia,
á
D. Estovan de Ibarra, Provisor en Sede vacan–
te de este Arzobispado. El Provisor, de acuerdo con
el Excmo. Seüor Virey Conde de Lemus, determinó
que el Promotor Fi cal, auxiliado de D. Pedro Valcá–
~a.r,
capitan de una de las compaiiias deJas guardias
del Sr.
'i
irey, pasase
á
borrar la Imágcn, evitando
de este modo las juntas nocturnas y el culto ménos
decoroso que se daba
al Señor. Puso un indio pintor
la.
escala para subir
á
borrc.trla imágen, y
á
pocos pa–
sos que dió en ella, v
inoú,
tierra fuera do sentido
y '
cubierto de un copioso suclor. Oreyen o el suceso ca–
sual, hicieron ·ubir otro
{L
hombre de los muchos que
:1llí se halbban,
á
el
que lo sucedió lo mismo que
·al
primero. Insistí ron en que ·ubiese un tercero,
y
este
excl::Lm6, que no se atrevía á llegar
á
la Im{tgen, que
a<lmiraba cada instante mn.s hermosa, y con la corona
ue la cabeza toda Ycrde. Se añade, que csta,nclo el diél.