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El grande terremoto de 28 de Octubre de 1746 re–
dujo el Monasterio
á
necesidad; pues le derribó gran
partede sus cercas
y
oficinas, le minoró sus rentas
y
pu.soen total ruina su Iglesia. La Señora Córdova
acudió á su socorro en lo mas preciso,
con~umiendo
en
varias obras
y
otros auxilios, mas de veinte mil pesos;
pero la recdifica.cion de un templo casi arruinado, era
obra que pedía muchos fondos. Así se mantuvo hasta
el año de 1766, en que el Excmo. Señor D. Manuel
de Amat, actual Virey de estos Reinos, se informó de
las
necesidad~s
de este Monasterio,
dj
lo misteriosa y
recomendabl•de ,la Imágen del Señor,
y,
de la peni–
tente y edificativa vida de las Monjas Nazarenas. La
actividad con que promueve las obras útiles al públi–
co, la aplicó
á
beneficio de esta Santa Casa. Su peri–
cia y buen gusto de la mas fina arquitectu a le propor–
cionaron el acierto . Su caridad y
arbitri~s
facilitaron
los medios para la fábrica ele un templo que no tiene
igual en esta Ciudad, y que hará eterna en ella su
memoria, no solo por el beneficio que recibe en su erec–
cion, sino por el modelo que le queda para todas las
obras de su especie. En él se halla solidéz, hermosu.–
ra y gracia, una noble y magestuosa sencillez, que sin
confundir con adornos superfluos, se deja percibir del
primer golpe, llenando de admiracion y complacencia.
Todas sus partes tienen tal proporcion y relacion unas
con otras, que, aunqúe separadas son grandes y va,–
riadas; unidas forman un todo en que se perciben sin
trabajo. No solo tienen proporcion entre sí, la tienen
i(J'ualmente con su destino. Están dispuestos 'de modo
s~s
altares, que en la mayor solemnidad no tienen que
añadir mas que luces, prevencion ne<!esaria en un Mo–
nasterio pobre y recoleto. El largo del
temp~o
es de
40 varas castellanas, el ancho de 14, el alto hast& la
oorniza de 7
y
otras tantas hasta,
la
bóYeda.
Tiene un átrio unido
á
la puerta de frente, cuyo '
,
piso sirve de coro
á
las monjas,
y
de pié
á
la facha-
da y:torres. Del coro dan vista
á
la:
Iglesia tres arcos,