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100-

me preg1;ntaron ¿qué tenia? y les dije cómo había ido

á

pedirle á nuestra madre me quitára y sanára aquel mal

que tenia, y que parecía me habia dado con una piedra

en

la

cabeza, segun el dolor que allí mismo me dió, y me

sacaron echando sangre negra por las narices, de suer–

te que fué menester sangrarme, y me alivié: y aí cabo

de mas de un mes, sonandome, sentí caer en el pañuelo

una cosa pesada, y yendo á ver lo que había echado,

fué el pólipo, sin dolor, ni echar sangre. Llamé al Ci–

rujano, y él dijo era el pólipo, y que solo por milagro

lo podía haber echado, ·que tal cosa solo por milagro su–

cede. Dios sea alabado en todo y por

to~o.

Una de sus

~jas

de la sierva .-de Dios, llamada Sor

Tomasa de

la

Soledad, dice:

ce

que habría un año, poco

mas ómenos, que había muerto la sierva de Dios,y p:llde–

ciendo yo

~dirélo

con sus mismas palabras)>> des«.e pe–

queña unas jaquecas muy fuertes, y en esta •ocasion me

dió mas fuerte que nunca; y llorándola yo, clamaba

amargamente, diciéndole: Mamita, ¿como te has ido, y

me has dejado sola, y me estoy muriendo de este dolor?

En esto me quedé dormida, ·aunque no del todo, y sentí

su olor suave, que siempre tenia, y entónces le dije:

siento tu olor y no te veo, y juntamente una mano que

apretándome con ella

la

frente

y

sienes donde tenia el

dolor, creció de tal suerte la suavidad del olor, que lo

tenia como metido en el sentido: desperté llorando, y

abriendo la cortina de mi cama, ví una Nazarena muy

resplandeciente cerca demi cama; y al punto que la ví,

me eché

de

la cama abajo para cogerla, y se me desa–

pareció. Entónces le dije: Mamita, ¿para que reniste si

te habías de ir?

Y

quedé llorando á

sollozo

s; y todo es–

to pasó

á

medio día, y aquel mismo

dia.se

me quitó la

jaqueca totalmente, y aunque me d

a, no e

s con la fuer–

za que antes, ni tan repetidas. Este suceso no lo había

dicho en tantos años, hasta ahora que están escribien–

do: ha pocos dias que me lo están tra.yendo á la memo–

ria que lo diga, y lo pudiera jurar con toda verdad, que

así pasÓ.»