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der
y
desterrar, cuando
á
una esclamaciori
suya un
pueblo entero se habria levantado en su defensa;
y
est.o si
que
no es patrafía ni sueño sino realidad?
No se
hallaria espresion n1as terminante para decir, que los:
jesuitas
pudieron
alzarse en el Paraguay
y
no
quisieron..
Repitamoslo pues por última vez: el autor del ar..
gumento suponía en manos de los jesuitas medios de
obrar, de que
no quisieron
hacer uso,
y
sobre }()
cual funda su elojio. Ni ¡con1o babia de contentarse
con un triste padecer,
y
no alzarlos
á
la abnegacion
del martirio, renunciando unos medios de qne
pudie–
ran
disponer para triunfar sobre sus enemigos! Est()
y
no aquello correspondía al carácter jesuítico
y á
la
arrogancia de sus defensores.
Si nuestras observaciones no tienen la fuerza nece–
saria para arrastrar el convencimiento,por lo n1énos en–
vuelven una fuerte
y
razonable presuncion, atendidos.
los antecedentes y las circunstancias de la gente de
que habla1nos.
116. Y ¿los jesuitas no intrigaron, sufrieron re–
signados? Si nuestros lectores recuerdan lo qne deja–
nlos espuesto en varios artículos, se convencerán de
1o contrario. Circulaban impresos sin las licencias
necesarias en esa época: calumniaban
á
personas
y
cuerpos inocentes: en1pleaban e:e ridículo, fuera de
rasgos virulentos contra el gobierno español. Tradu–
cían apolojias
á
su favor, añadie11do observaciones
despreciativas de las reforn1as sociales
y
literarias que
Carlos III introducía en su reino. liacian burla de
los ministros en panfletos anónirnos, tan injeniosos
como n1ordaces. Y ¿en la duracion del conclave na–
da hicieron los jesuitas para que saEera un papa de
sn confianza?
¿~1iraban
indiferentes la conducta de
los cardenales, protectores suyos, en el conclave? ¿No
ten1an grandes y ardientes partidarios en el sacro co–
lejio? de lo que por. cierto no era:1
pasivos
espectado–
res en absoluta
qu~etud.
Y ¿en twmpo de Clemente
XIII,
no roc1earon
á
sus cardenales protectores, para
que aprerniaran al pontífice,
á
que espicliera repeti–
das leteas en defensa, confirmacion,
y
e1ojios desme–
-surados del instituto? ¿Quién arrancó á este papa la
bula
pascendi munus
á
favot de la compañia, quién
si
~0. ~l
padre
gener~l ~~cci
y
algunos prelados
iJ?.: