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m~ute
XIV;
piezas cuya existencia no sospechaba
e1
~nismo
Oretineau;
docunH~ntos
rola
ti
\ros
á
la C0eto de
Ji't·ancia;
á
la., de Borbon y todas las c6rtos de Eu–
ropa; ol rico tesoro de los aechi vos secretos del
V~:lti~ano;
las cartas autógrafas de Jos predecesores de Ole–
n1ente
XIV
y de este misn1o, ele los príncipeB
y
hom–
bres de estado contemporáneos; las 1nen1orias reserva–
(las de los obispos, embajadores, ajentes diplomáti–
f;OS,
nuncios apostólicos, fuera
de
otros docnrnentos;"
y
prosigue avergonzando
á
~1.
Crotinean--Joly.
62. Se lastin1a en seguida de la
pérd~da
ele varias
piezas,
y
pregunta_..."¿,no seria posible, que 1nuchoR
documentos hnbiesen llegado
á
las manos de
1\f.
Crc–
tineau-Joly? A juzgar
por
los qne ha pnblicado, po–
driarnos tentarnos
á
creer, que aquellos que se los pro–
porcionaron, han podido dospojat· algnnos archivos de
estado, por lo 1nénos los de Paris y de Lisboa. lio
(1ue hal.Jia de cierto es, que se cree que manos audace-s
l1an penetrado en los archivos secretos do la Santa
Se–
de.
~-,alta
el volúmen enteeo de las cartas del año 4.
0
del pontificado de Clen1ente XIV; el que sin duda ha–
bría 1ninistrado }Ds 1nas irnportantes esclarecirnientos
respecto de la supresion de la compañia. Las piezag
publicadas por M. Cretineau-Joly dernuestran con
evidencia, que no se ha querido e1nplear sino las pie–
zas que sirvieran
á
deslucir la 1nen1oeia de Clemente.
Sin en1bargo, la sábia providencia de Dios ha hecho
·nbortar ]a rnalicia de los hombres, para vengar la ino–
~encia
en la hora detenninada por la justic:a: las pie–
zas que publicaremos en esta histot'ia, darán testüno–
uio."
Esto y mas decía el docto oratoriano en la introduc–
cion á su obra; y los lectores no tardaráu en adivinar,
eual. fuese la 1nano, que sustraería papeles de los archi–
vos de estado
y
hasta de los secretos de la Santa
Sede, para entregar unos
á
.1\IL
Oretineau--Joly, y clefl–
truir otros, que harian daño á ]a cansa.
N
unca
h~
si–
do ten1eridad
decir-crbnen cui prodest.
63.
~f.
Oretinen.u-Joly dice así-''cl cardenal Solis
creyó
tener sobro los principios del franciscano noti-