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ÁI{TICULO VI.
§
l.o
59. En la primera parte han visto nuestros lectores,.
cuan encarnizado, cuan injusto, estuvo M. Ceetineau–
J
oly eontra la memoria del virtuoso Olen1ente
XIV;
y
entónces opusimos
á
sus insultos un testimonio·irre–
.cusable, cnal era el del P. oratoriano Theiner. Ahora
1(3mplearemos el n1isrno testünonio en descrédito de las
nuevas acrim.inaeiones. La manera de proceder el pa–
nejirista historiador de los jesuitas, acreditada que te–
nia algun remordimiento.
Reconoce,
y
alaba las prendas personales de Gan–
ganelli; pero le llena al mismo tiempo el corazon de
de un ambicioso deseo, y casi estupido pensamiento
de ser papa, porque el franciscano 81sto V lo habia
sido. Y de tal .suerte; .con1o que le incrusta M..
Ceetineau-Joly
á
Ganganelli este deseo
y
este pensa–
miento, que "aunque quiera el franciscano ocultarselo,
no puede, sino que cada paso le conduce
á
ese último
móvil."
N
uestro historiador tiene el don de penetrar
en las interioridades del corazon, que años antes habia
latido en un convento romano, para adivinarle sus pre–
-sentimientos. Ya se vé, él habia compuesto
á
placer
un corazo.n para los fines convenientes, y lo hacía anl–
bicioso con el piadoso fin de disculparlo.
y
,luego con
un carácter alegre y franco, le daba "gran arte Gle disi–
mulo como escudo irnpenetrable, aunque sin ternple
suficiente para desafiar las pasiones." Y era que M.
Cretineau--Jo1y le habiamenester de ten1ple jesaitico,
para repeler las insinuaciones de los monarcas, que
solicitaban apretadan1ente la estincion de la compa–
ñia. El objeto era presentar el acto del pontífice co1no
nrr·ancado por la violencia.,
y
con1o una manifiesta
injusticia
y
eseandalosa prevaricacio11.
60.
Apoyados eu el testilnonio del padre Theiner
refutan1os anteriormente la fúbula del ex--jesuita Bol–
geni, pnblicada por
J\1".
Oreti ueau--Joly, de que Ole–
¡nente
XIV
habia perdido el juicio desde que firn1ó
e] breve de estineion, y caido sobre las losas, donde
le encontraron en
la
.mañana del dia siguiente: cuento
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