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IJOS jesuitas
elnpezaron
a
ser 1na1 vistos
desde
~n.
l1acimiento en varias naciones. Tenaces en sn prop0-
sito, no sabían desistir,
y
miraban con1o injutiaR las
resistencias que les hacían personas doctas
y
nota–
bles. l{,icos hasta la opulencia, aunque con voto de
pobreza; apoderados de la ec1ncac1on de lajnventud
y
~te
la conciencia de los reyes
y
de los pal'ticnlares,
por Inedio do doctrinas acomochtdas
á
todos lo:;.esta–
<los
y
condiciones; y circunspectos en sn trato
y
tué..
todo de vida, hicieron bien-es que en parte se
conser~
van; pero todo, todo se dirljia
á
su propia co1nodidad,
hasta en los beneficios que dispensaban. Y con1o
1nez~
ciaban lo ten1poral
á
lo espiritual, y estendiau su do–
nünacion, y queriau reinar solos y buscaban discor..
dias, se hizo la co.mpañia singu1at'nletltc odiosa. ¿,Qué
€straño era pues, que presentando un título funesto,
fuese ig;ualrnente con1batida por todos, cada cual por
el aspecto en que la miraba'?
N
o todos los adversa–
rios de la compañia le habian de reprobar, cuauto el
incrédulo
y
el alborotador de pueblos. Etcn1ento po–
deroso de discordia y fanatismo, no podían justificar
,su existencia, los que fuesen ó se llantasen católicos;
como no podian tolerarla, los que la considerasen poe
~us
doctrinas y sus tendencias
y
sus prácticas, la
principal
y
n1as funesta rémora al pl'ogreso de la hu-
nlanidad..
•
Fie aqul pues esplicada satisfactoria y snficien–
ten1eute la ani1nadversion de parlan1e1ltarios
y
de
jansenistas
y
ele :filósofos
á
la compañia;
y
pues la n1i–
raban con1o verdadet·o obstáculo al espiritu del
cris~
tianis1no
y
á la ley del progreso, lójico era no coneen–
tirla de grado, y desear
y
procurar su acabanlieuto.
Por eso Jos reyes que al principio la
prot~j
ieron, ad–
vertidos de su engaño,
y
cansados de snféirJa, la pros-
.cribieron, Ja estrañ:-u·on de sus estados,
y
pidieron ,al
papa la estincion de la órden.
AR.TICULO
V.
§
l.
o
51. !!ablando del con1ercio de los
padre.~,
dice
_así--''el
tráfico prohibido
po1~
los cánones,
y
por el
ini-