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'<r
SEGUNDA
PARTE~~
.
'1~..1
Despnes de
haber
presentado
a
los
je~nitas
en
cua~
d 1·os
históricos, que los dieran
a
conocer, nos resta con–
\iiderar los ·argumentos que contradicen lo que queda
espuesto
y
probado. Descubrir
la
pobreza
de
tale~
a rgumentos, s-erá apoyar
las
razones que ellos impug.:.
nan
y
confir1nar
á
nuestros leDtores en el prinier con–
vencimiento. Pndiera
ser
que se presentasen otros
he–
chos que considerar,
y
uuevas reflexiones en
sosteni~
miento ael principal propósito. Ton1emos el texto de
los argumentos do los defensores de la con1pañia.
~1.
URETINEAU-JOLY.
ARTICULO
t
l .
Empecémos
por el panejirista de los
jesuitas, que
f'On
el nombre de-"historia relijiosa, política
y
lite~
¡·aria de la compañia de
J
esas," ha coinpuesto un elo–
j io continuado de esos padres. Por n1as que aparén ...
t e imparcialidad,
y
ofrezca su libro
"á
los que no
tíe-
n en sed de mentira ni necesidad de tinieblas,
y
en
qne la conciencia
del ~
historiador se sostituye á las
apoteosis
y
á
las calumnias, co'n la severidad inflexible
de la historia en vez de fábulas
y
errores;" sin embar.:.
go, repitamós, de esta aparente imparcialidad, no
ne~
{!esitará mucho el lector despreocupado para conocer,
d e qué parte
está1~
las
fábulas
y
los
~rrores,
y
la se.d