-189-
~ntes,
lo
h1as
ptonto posible, proyecto tan útil y reli·
jioso;·y
á
fin de que en1pieces bajo de faustos auspicios,
te dan1os nuestra bendicion."
237.
¿Qué
hay en este docun1ento pontificio?
Un
clojio sosLeniuo de la con1pañia, sin dar razones, aun–
qne se haga 1nérito de las
justas
razones.
Quien ha–
blaba en la bula de restauracion de los
votos
undnimes
de casi todo
et
universo cristiano,
se satisface ahora con
esperanzas·, ó con que
los fieles aplaudirían su proyecto;
y
la noticia de que
lo
aprobaba su querido hijo Fer–
Jlando~
fu€
para
el
pontífice como una
nueva
que le
colmó de alegria. En el instante del restablecinliento
de
la compañia hace valer el ponti:fice la
lar,qa
espe-
1·iencia
de
su vida evanjélica;
todo lo cual referido
á
la
época anterior
á
la estincion, es un mentís irreflexivo
al
breve de Clemente XIV.
Esparcían el aroma de la
doctrina de
J.
C.
N
o recordaba el papa las opiniones
de padres jesuitas, condenadas por la santa Sede,
y
otras que aunque no condenadas determinadamento
¡>or ella, lo han sido por la doctrina cristiana y hasta
}JOr el buen sentido. Tales hornbres no n1erecian que
se dijese de ellos,
y
n1ucho ménos
que lo
djjese un
papa-esparcieron
el
aroma de la doctrina de
J.
O.
Pio
VII hablabft quizá de la
esperiencia larga
de los jesui–
tas en su obispado de In1ola; pero no de ]a
cornpafiict
que se presentaba en la historia, respecto de los dife–
rentes puntos que toca en su breve.
238. Las exhortaciones y la benclicion del Papa,
produjeron el deseado efecto en el ánirno de Fernan–
do VII, quien expidió un decreto en 29 de Mayo de
1815,
donde, entre otras cosas, decia-"he observado
que se habia conj uraclo la pérdida de la co1npañia por
la envidia de sus n1as in1placables eneinigos, que lo
Bon ta1nbien de la religion santa. Convencido, cada vez '
l nas, de que. los enemigos de la religion
y
del trono
eran esos m1sn1os que tocaban todos los resortes de la
i ntriga
y
de la calumnia, para desacreditar
á
la coin–
pañia, destruie
y
perseguit·
á
sus rniernbros,
á
pesar de
los inapreciables servicios que hacían, he creído que
objeto tan ilnportante debía SO'n1oterse
á
la delibera–
cion de n1i consejo. H.econocidu la utilidad
y
la nece–
sidad ele la con1pañia de
J
esus, he detern1Ínado,
qu~
ao efectúe su
restablecimieD:t~ ~n
las provincias que lo