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-110-

dian á in1poncr

y

traer

á

los

eclesiásticos

"y

otro~

cuerpos, con el fin de ins;pirar aversion al gobierno."

"Dada órclen para a-yeriguar las imprentas de don–

de salian obras sin 1as licencias correspondientes, se

descubrió en Vitoria, que el rector del colejio de los·

jesuitas babia enviado al P. 11aestro de la :Fuente, je–

suita de Zaragoza, ]as

cartas del doctor de la sapiencia

y

otros üupresos. Desde la exaltacion de Carlos III, 1na–

nifestaron los. jesuitas decidida aversion á sn persona

y

á

RU

sistema. No elijió confesor en la cornpañia, pe–

To confió

á

jesuitas la educacion de todos sus hijos;

y

y

sin embargo, corno no pudieran alcanzar su restaura–

cion en el antiguo poder, sen1braron indignas voces de·

que el roy

y

sus 1ninistros eran

herejes,.~

de que esta–

ba decadente la relijion, con otras calumnias vertidas·

al principio en pláticas privadas,

y

despues en sus,

ejercicios

y

ser1nones. De la escuela del fanatisn1o

y

de las n1áximas del rejicidio salió el n1onsn·uo de un.

hornbre alborotado sobre quitar la vida al rey: cons-·

tó ser discípulo

y

protejido de los jesuit,as, y su nom–

bre ó su arte resultó 1nezclado en la alteracion de las

provincias. Llegó tie·mpo en que se valieton del repro–

bado artificio de cal untniar á personas

y

cuerpos ino–

centes, para desviar de sí el objeto de las pesquisas. No–

table fué el suceso de D. Benito Navarro delator de

D. Juan Barragan,

y

que despues de la espulsion de

los padres confesó que su delaciqn era falsa, y que la

hizo

á

instigacion de ellos, pues no habia mamado

otra lec-he ni doctrina que la. suyao"

212. "En medio de los riesgos

inn~inentes

no babia

otro medio, que arrojar de la Naciou

á

los €nemigos

de su tranquilidad. Bien pudiera el monarca castigar

á

los delincuentes con las formalidades de un proceso;

mas

JJO

se trataba de castigar crímenes personales,

sino de defenderse de·la invas;ion general de estos re–

gulares. Sobre inútil parecía peHgroso procurar su re–

fonna,

á

vista de lo sucedido en Portugal

y

Francia:

no se podia distinguir

a

los jesuitas inocentes de lo&

culpados. El consejo estraordinario propuso el estra–

ñatniento.''

"Para exan1inar esta consulta, non1bró el rey una

júnta con1puesta de varones autorizados,

y

á

vista de

sn dictá1non, que apoyaba la consulta del consejo

y