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(1u.e las de los apóstoles." Pregunten de
pa$0
nues~
troé lectores á ·los reverendos p·adres, si los jesuitaj
podían dar culto de propia voluntad
á
los que llama–
ban mártires, que nosotros vamos
(í
hacer algunas re–
.flexiones.
Si los padres jesuitas se resisten
á
confesar, que .
sus
pretendid.osn1ártires estuvieron n1ezclaclos en la '
couj uracion ele la pólvora, siuo que ella fu.é mero pre–
testo,
no
podr{tn negar que por conjuracion fueron
juzgados
y
condenados. Ahora bien: aunque tal hi–
cieran jueces herejes,
y
n1andára la
In~laterra
un rey
hereje, no procedían en odio
á
la relijion, lo que es ·
indispensable para obtener la palma del martirio-·
1nors injlieta in
odiun;¿ Ckristi,
sino en defensa de la
tranquilidad pública
y
de los derechos del n1onarca.
El juramento que el rey Jacobo exijia, era unjca–
mente respecto de su independencia de todo poder .
extraño en lo político,
y
la, mayor parte de los eató-.. .
licos no pusieron dificultad en sotn.eterse
á
prestarlo.
¿O era punto de
fé
católica la autoridad del papa
so~
tH·e los reyes en materias políticas?
¿Lo
era repntar
por acciou tneritot·ia, y di gua del eielo 1natar al tirano
ene1nigo de la iglesia católica?
U11a
de d'os cosas:
ó
hubo una lijereza vituperable en habet· puesto en el
núnlero de
los
n1árt.ires
á
los juzgados
y
castigados
por conspiradores;
ó
s.e justificaba, se canonizab:t el
1notivo que les cansó la rnnerte; Inotivo independien-
te
da las intenciones ele los jesuitas. ,
, ·
204. Sabido es el asesinato cometido en la persona
de Eut·ique III, rey de :F1·ancia por Jacobo Cle1nento,.
á
quien el P;
Maru~na
llan1aba
honor eterno d la Fran–
eia.
"El cura Boucher babia escrito un · libro contra
·ese rey, en eL cual se hablaba
'clat~amente
del derecho
que tenían los súbditos
á
degradarle,
y
á
ntatarle , el ·
prilnero que quisiera hacedo. Despues de la n1t1erte
del rey circularon el libro por todas partes los jesui–
tas,
y
le pusieron su escudo. En el crín1en intentado
en
l~nrique
IV,
por Pech·o· Barriere, aparece el nom–
bre deljesuita Varnde, rectoe del eolejio de Paris;
y
cuando al año siguiente quiso hacer lo rnismo Juan
Chatelse, descubrió que había estudiado y educádose
eu un colejio de jesuitas,
y
sido introducido por ellos
en la cauutra de las
1nedUaciones,
H~12a el~
den1onjos
J:.