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. _: '168

tninistrasen fondos, no pudo evitars·e-el escándalo; los

jesuitas retiraron su apoyo á los que no eran mas que

testas; cuatro años pasaron en súplicas, que al cabo se

convirtieron en amenazas, y cornenzó el proceso. Di–

jeron de contado, que las negociaciones de Lavallette

no debían interesar sino

á

la casa de la Martinica: des–

pues, que no era culpable la casa sino La Vallette, co–

n1·o violador de los cánones que prohibían el con1ercio

ll.los religiosos;

J

mezclaron

á

sus escusas una especie

de

ironía~

ofreciendo

á

los· acreedores celebrar, seg-un

-sn

intencion, el sacrificio <le la misa, lo que redobl6

la cólera de ]os desgeaciados padres de familia, Se vie–

I'on en la necesidad de ofrecer mostrar sus constitu–

ciones, para probar que la co1npañia no podía ser pro–

pietaria, fué aceptado el oft'ecimiento,

y

las constitu–

ciones fueron presentadas. El parlamento condenó

á

los padres

á

satisfacet·

solidari~ntente

á

los a

creedores

del padre La Vallette,

y

encontraron

pa.ra

obedecer

recursos, de que pudieron fácilmente e

char 1

nano, pa–

ra evitar un ptoceso imprudente

y

vetgonzoso.»

209. Varios parlamentos se ocuparon en el exán1en

de las constituciones- de la compañia. Los partidarioB

numerosos que los

je8uitas~\tenian

en la córte se inte–

resaron con el rey, para que el asunto no se precipi–

tára,

y

nombt~ó

una comision de su

co~sejo

que revi–

~ára

las

pie~a.s

del proceso;

á

los comisarios se agrega•

ron doce ob1spos. llubo aden1as una asamblea estraor–

diriaria de muchos obispos,

y

se for1nó en consecuen..

cia un plan de acornodmniento, que fué enviado al pa...

pa

y

al general, que lo era Ricci, para que se modifi–

cára la existencia de la con1pañia en Francia. Se atri–

buye

á

Ricci esta altiva respuesta-"sean lo que son

ó

uo sean»-sint

ut

sunt

aut non sint,

y

esta impruden..

cia fué el decreto de su proscripcion.»

''El parlan1ento de París ,disolvió la s-ociedad, pro·

hibiendo

á

los jesuitas llevar hábito, vivir bajo la obe–

diencia del general,

y

en con1unidad: la maJor parte

de los

parla1~1entos

dieroil sentencias gemejantes;

y

por

último el rey con:firn1Ó la disolucion de la compañia en

Francia, permitiendo

á

sus individuos vivir con1o par–

ticulares:)) tres años despues expidió el parlamento sen·

tencia mas severa.

210.

llagamos una obsetvaeion. En los hechos

re~