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174-

C(H11unical' el breve ele snpresion, por Monseñor

~1rt­

cedonio, al general de la compañia en la casa profesa

de

I\.01na,

y se leyó en presencia de todos los padres,

que ahi se encontraban reunidos. Fácil es concebir la

satisfaccion que recibirían los príncipes de la casa de

Borbon

y

de Portugal.)) Decretada pot autoridad conl–

petente y reconocida por los mismos padres jesuitas

la estincion de la compañia, naturalmente se pone el

corazon al lado de los afiijidos para sentir con ellos,

mas no para justificarlos

y

reconocerles derecho

a

se–

guir existiendo en órden religiosa. Esta era causa apar-–

te, la causa de la justicia y conveniencia del procedi–

miento pontificio, que era muy diferente de la sitna–

cion de dolor

á

que tuvieron que llegar en fuerza de

los acontecinüentos.

§

2.o

219.

HagamoA un 1ijero resúmen del n1en1orable

breve-Dom.únts

ac redemptor noster.

Empieza el papa

reco1nendando la necesidad é irnportancia de la paz, y

el esmero suyo en procurarla desde el principio de su

pontificado eu la iglesia cristiana, ya fuese plantando

y

e<lificando para

con~ultar

la quietud y tranqu11idad,

co1no arrancando

y

destruyendo, aunque fuese con

gt·ande sentin1iento

y

dolor del corazon. Hace luego

un gran elojio de las órdenes regulares,

y

de la utili–

dad que de ellas ha recibido la iglesia; pero observa

al1nismo tiempo, que cuando no han producido los

frutos para cuyo logro fueron instituidas, y antes bien

perturbaban la tranquilidad de los· pueblos, la silla

apostólica, que las hubo plantado, tuvo despues que

reducirlas·

á

su primitiva austeridad, ó arrancarlas

y

disiparlas enteramente. Recuerda que fué prohibida

]a fundacion de nuevas órdenes contra la importuni–

dad de los solicitantes;

y

que fueron estinguiclas las

ya

establecidas, de que hace prolija enumeracion.

Despues se espresa

a~i-''Teniendo

á

la vista estos

ejemplos

y

deseando proceder con acierto, uo hemos

o1niüdo

trab~~o

para la averiguacion de todo lo con–

cerniente

á

la órden de los jesuitas, comunn1ente lla–

Inada la cmnpañia ele

J

esus. Y por el 1nisn1o contes–

to

y

palabras de las constituciones apostólicas se echa

~e

ver claramente, que en la compañia, casi desde su