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~;ouas
'las
fnncioncs <lo la
Senwna
Santa
con
muy
bue~
~ut
salwl_,.
El
don1ingo hizo
el
papa
su ca]vacat·a
de
ht
A.uuaciata
á
la
l\1inorva:
le
acom.etió
un
fuerte
agna- ·
(;Oro,
y
so n1ojó
basta el pellejo. Por fortuna uo
].e
lut
hecho daño alguno,
y
está
rnus
fuerte que una car–
.rasca."
22-1-. La conducta po:-terior de Olen1ente
XIV,
des–
~11iente
todas esas patrañas inventadas. "Para cal;rnar
la fonuen tac1 on qno los paetidarios de los jesuitas ha–
hian suscitado en algunos puntos rlel estado eclesiás–
tico,
y
despues de babel' descubierto n1nchas corres–
pondencias sec..licjo::;as qne n1antenian entre sí los ex-
jesuitas
y
con sus co11fidentes,
n1tmdó
conducir al cas–
tillo de san An.gclo al general con sus asistentes. En
Bolonia hubo
es~enas
desagradables por el
n1al
i)roce–
Jer de tres jesuitas contra el papa
y
sn breve, hasta
cscitar uno de ellos
á
la nobleza ele la ciudad
á
que se
·opusiera
á
su puhlicacion: conducidos al pabcio arzo–
·hispal, bien pronto fueron puestos en 'libertad por
la
jenerosidad del papa. Con la
nlisn1a
recomendó
á
Carlos
III,
a
los jesu1tas españoles, que-no habian si–
do puestos en la lista de los pensionados, por
encol~trarse entónces fuera de los estados del rey católico,
quien n1andó agregarlos. Recon1endó
á
los den1as je–
Bnitas
á
sus sober[tnos
y
entre ellos al rey de Portugal,
pues el papa gastaba sesenta n1il francos
~nuales
en
€1
rnantenin1iento de los jesuitas de ose reino. En la
reforn1a que hizo del colejio ron1auo conservó cuatro
.p rofesores jesuitas. El últilno acto de su clen1encia
~on
los ex:-jesuitas fué ciaco días antes de su n1nerte,
á
favor de los que residiau en B1·aunsbcrg por la sn–
Inisa conducta que observaron,
y
los servicios qne
prestai·an en las escuelas. El decreto era de
17
de t-3e –
tiornbre de
177
4, y es la n1ejor respuesta
á
los pretel!–
didos breves de
7.y
29 de Junio del n1isrno, el prirne–
ro, en que se suponia alegrarse porque la eornpañia
~ e
1nantuviera en Prusia
y
l{usia,
y
el segundo, en qne
se rc\'·ocaba el breve de supresion."
225. "E8te breve fué bien acojiclo en las nacio–
nes católicas. · Lo fue con profunda veneracion .ca
~.,rancia.
Carlos
:III
se llenó de júbilo; y
los obis–
pos españoles lo publicaron en sus diócesis
y
lo acoiu–
l!añaron con sus pastorales. En ningm1a parte fué re-
'