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183

~Bl)iar

digna'tnente las 1lusiones

y

estravíos culpables

~le

n1uch0s de sus n1ien1bros,

y

de lavar ]a mancha

ele

qne q_nizá tenian necesidad de ser purificados, se enca–

Ininen

á

la

tun1ba de Clemente

XIV

para bacer allí

una retractacion solemne

y

pedirle perdon. Entonces,

añadía, sobre esos restos sagrados conjuren al Señor,

para que la ignonünia, de que tan injustamente cubrie–

ron el non1bre de Clemente en su vida

y

mucho

des~

pues de ella, haga mas brillante

y

rnas pura la corona

dB

gloria, con que ha sido ceñida su freilte por la

jus~

ticia de Dios." .Esto

y

mas

~e

encuentra en la introd

duccion

á

su obra.

ARTICULO

XXIII.

Restabl~cilniento

de la Co1npafiia.

§

l.

o

230.

Echen1os

la

vista

á

las naciones cató1icus

des..

¡mes de la estineion de ]a cornpañia. Sucedió ella ca–

bahnente en una época, en que se aproximaba el cata–

clisnlo de la revolucion fl·aucesa que ha conn1ovido al

rnundo. M-enos necesitaban los padres estinguidos

y

sus ciogos partidurios, para in1putar todos los n1ales

á.

su estincion.

N

o advertian, que los elen1entos se ha–

llaban preparados de anten1ano, en el despotisn1o del

gobierno,

y

priucipaln1ente en el intolerable orgullo

da Luis

XIV

que

~e

1lan1aba

el Estado,

y

disipaba

en

guerras

y

lujo la hacienda nacional,

y

cuyo fanatisn1o

posterior, 1nolestaba

á

hon1bres industriosos; en la in–

ltloralidad

y

clisipacion de la · regencia

y

del reinado

de Luis

XV;

en

la

arrogancia de los nobles; en el nle–

nospr~cio

al

pueblo n1iserable, que despues de huber

sufrido., n1urn1uraba

y

se irritaba

y

se lanzaba co1no

torre_nte contra los autores de sus dosgrucias. Si estas

causas

u

o estuvieran

á

la vista de todos, estarian en el

eorazon de los franceses,

y

no podr!an dejar de hacer es–

p]osion terrible

á

su tien1po. Porque los sucesos to–

nlaben despues nn carácter terrible, que no se previó al

pri neipio, no hay que olvidar, que hon1bres perversos

so

hnl>ieron apoderado de la autoridad,

y

hasta de la

defensa de

l~?s

buenos prindpios,

que

en tales n1anos