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otras ñgnras espantosas, donde se trastornaba el
~spí~
ritu
y
era
impelido{~
una etnpresa grande,
laud~ble,
cual era la ele n1atar á un
rey,
que estaba fuera de la
jglesia, y no se le debia obedecer ni tenerle
po~~
rey
mientras no fuese aprobado por el papa. Mandó ,el
parlamento que los sacerdotes
y
escolares de los
c()le~
jios de ]a co1npañia saliesen Jel reino, por corrupto–
res de la juventud y perturbadores del reposo pú–
blico."
205.
Tmnbien en I-Iolancla ocurrían casos setnejan–
tes, sonando sie1npre los nombres de los jesuitas.
"Guillermo, príncipe de Oranje, se halló espuesto va–
rias veces,
y
al fin quedó n1uerto por la n1q,no de Bal–
tazar Gerard, quien declaró por escrito, que consultan–
do su designio con cuatro jesuitas y un franciscano, to–
dos se lo aprobaron, y uno de aquellos le dijo, que si
n1oria en la mnpresa, seria bienaventurado
y
n1ártir:."
el príncipe era hereje. Hereje fué tan1bien Mauricio,
sucesor suyo, para cuyo asesinato "fué estimulado Pe–
dro Panne, tonelero de oficio, por su n1uger, rnuy de–
vota de los jesuitas,
y
por un sirYiente de éstos llanla–
do Melchor Vande-Valle. El provincial de la conl–
pañia le hizo presente lo piadoso y n1eritorio de Ja tal
obra, digna del paraíso, pues se n1ataba
á
un hombre
que estravíaba tantas aln1as. Propuestas y acepta.das
varias protneBas, se confesó Panne con el provincial,
quien le dió la comunion, y en despedida le dijo–
id
en paz; vais conw el angel de la guardia de Dios.
El
pobre Panne fue sorprendido, juzgado
y
conve.ncido
"para escarmiento, decían los jueces,
á
fin de que na–
die se deje seducir por la sanguinaria
y
asesin~
secta
de los jesuitas." El P. jesuita Coster publicó un esci·i–
to
par~
justificar
á
la compañia, diciendo que era. una,
·calumnia de los
calvinista~
que e1nplearon el artificio,
para que Pannehiciera una falsa declaracion; asi co-
1110 fué calurnnioso_lo relativo al rey de Francia
y
á
.la
r·eina de Inglaterra. Nunca habia
r~zon
contra lo.s
jesuitas: sietnpre la tenían ellos de· su parte en todos .
los ·lugares y en todos los tiempos.
306.
"Reinaba en Portugal José I; tuvo que .dictar
varias n1edidas contra los jesuitas,
y
solicitó del papa
Benedicto XIV, que se no1nbrase un visitador para
reformarlos: fu.é nombrado
el
cardenal
Saldanha,
que