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ba en absoluta independencia dichas congregaciones
1
qt:~
son1etian
á
discusion
su
gobierno." lYiuy de
otro
modo 1-Iablaba el citado
P.
jesuita
á
vista de lo que pa–
saba,
ó
'·'del poco caso que se hacia en Roma de
las
con–
·' gregaciones provinciales,
y
de lo qt;¡_e
en
ellas se propo–
'' nia; de qne no tenian autoridad de hincar un clavo en
"nna pared;
y
de
lá causa principal, que era llevar ade*
'' lante su monarquía los de Roma; por donJe temen es–
'' tas congregaciones,
y
el ver que las de.mas relijiones
"se gobiernan por ollas." Estas congregaciones se reu–
nían para nmnbrar nn procurador, que fuese
á
dar cuen–
ta al general de lo concerniente
á
la provincia, las ca–
sas
y
los colejios;
ó
para nombrar los dos diputados de
la provincia, que con el provincial debian concurrit·
á
la
eleccion del general
(~)
¿Hay en esto algo parecido al
pensamiento que an:alizmnos?
6.
Para acreditar que el voto de obediencia prestado al
general nada tenia de despótico sino voluntario, se ase–
gura que, ''por largo tiempo se esplican las constitucio–
"nes, bajo de todas las formas posibles
á
los novicios
y
á
los estudiantes.'' Quien lea tales palabras, creería que
solo á los estraños se ocultaba cuidadosan1ente las cons–
tituciones de la compañia;
y
no era así. "Aunque
la5
constituciones, adiciones,
y
la mayor parte de las bulas
en que se hallan establecidos los privilejios esten impre–
sas, no
pot~
eso es conocido lo íntimo del instituto. ·Los
jesuitas tienen por regla general hacer de ello un mis–
terio inaccesible
á
los estraños, sin que por eso sean ad–
Jnitidos todos los jesuitas en el secreto. El c01npendio
de los pri vilejios no puede imprimirse sin licencia del
general;
y
los ejemplares que corran para el uso de los
superiore~
y
consultores en las casas
y
colejios, pueden
concederse
á
los
nuestros
con facgltad del pttovincial.
Seria-dificil creer que esta prohibicion so contrajese
á
los in1presos, que por algun medio podrian propol"cio ...
narse los estraños, sino que eila se contraía
á
escritos
n1isteriosos, que no es dado conocer sino
á
los
nuestros.
La quinta congregacion general dió
u~.1a
regla buen'a é
ilnportante,
y
que interesaba
á
todoslos miembros, pu@s
se trataba de
fijar
la_ley que debül. seguirse en su ense-