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allado ·de las doctrinas relajadas de los jesuitas. Ahí

está el breve_ de Clemente XIV, y la bula de Pio VII,

y el, decreto de Fernando· VII, y su revocacion por

las cortes españolas, y lo acaecido eñ. Italia y en Ro–

ma mismo el año de

1848

y cuanto mas ha sucedido

y va sucediendo en el siglo, y á vista de todo, decid,

decid, si vuestras virtudes y servicios os han hecho

odiosos, y si es infundado ese clamor del mundo con-

tra vosotros.

/

465. Pero no hay tal .c1an1or, dicen ellos y sus de–

fensores. Otra vez el mismo miserable efujio con di–

ferente palabra. Si vuestros hechos son ciertos, ¿qué

.estraño es que haya clamor en todas partes? Asi ha–

blaba tambien pqco hace el Cardenal Antonelli, para

desmentir eso que se llamaba voto jeneral de las Lega–

ciones para anexarse á la Cerdeña; y al otro día el

voto general

de los hombres y hasta de las n1ujeres, lo

hizo enmudecer avergonzado con los

pocos

suyos.

¡Como no ha de haber clamor jeneral contra voso–

tros! Y

á

los que dndáran, la duda sola, el temor de

que fuerais perjudiciales, ¿no seria suficiente razon

para no correr un riesgo en admitiros? ¿Están indis–

pensable vuestra, mano para repartir los bienes que

ha m.enester la sociedad, que seriamos reos de habe–

ros desechado? ¡Qué! ¿Sin vosotros no habrá relijic,n

en las Naciones, ni órden en las familias, ni instruc–

cion ni virtud ni prosperidad en las sociedades? O en

caso de permitirlo vuestra jencrosidad, ¿nadie lo ha–

ría n1ejor ni tambien como vosotros? Jamas tendríais

el atrevimiento de decirlo.

246. Y bien ahora: ¿por qué, esa jeneral animad–

version contra los jesuitas? ).Por qué., en el movi–

miento de progreso y libertad.que ajita á los pueblos,

sot1. espu1sados de todas partes, en paises de mision

en estados católicos, y espulsados clespues de admiti–

dos? ¿Qué rnarca se nota en las frentes de los jesui–

,tas que los hace odiosos? ¿Qué palabra fatídica se lee

ahí, que espanta

á

todos sino

á

los monarcas absolu–

tos? ¿Será que el mundo,

enemigo del alma

persigue su

virtud, cómo persiguió al cristianismo en su

princi~