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serán para acojerla sus propias alabanzas y las ele sus

adictos?

469.

El otro escritor se espresaba por el propio tiem–

po de esta n1anera-"Despues de mas de dos siglos

<le esperiencia, todavía es un problema el saber, si la

compañia ha nacido para la edificacion ó para la des–

truccion. La Sorbonahabia decidido esta cuestion con–

tra ella en 155.;1:, es decir, desde su nacimiento. ¡Como

es posible que)en el seno del cristianismo haya una

:sociedad de hombres justos y benéficos, y sea constan–

temente difamada por espacio de dos siglos, é injus–

tamente cargada de las mas horribles sospechas? Y

¿cómo suponer que un cuerpo relii,ioso haya conspi–

rado contra el evanjélio y 'la mora1? Siu declararnos

por ningun sistema, se puede decir, que una órden

relijiosa no ha 1lenado el objeto de su institucion, ,

<mando su

reput~cion

es equívoca. llay mas escánda–

lo en las sospecha.s de la edifi'cacion, que pudiera ha–

ber en las obras. No hay necesidad de una congrega–

cion cualquiera en la Iglesia; pero supuesto que ella

existe, hay necesidad de que ella esparza el bnen olor

de

J.

C. y noseasospechosaniensufenien su moral."

"No vale d.ecir, que los jesuitas no deben ser res–

ponsables de la injusticia de los hombres. La reputa–

don permanente no

~s

efecto de 1a casualidad, la vir–

tud la fija, la calumnia se estrella contra uua Gon–

clucta jamas desmentida; y si un particular está obli–

gado

á

no ser sospechoso

á

sus conciudadanos, una

órden relijiosa lo está mucho mas. Los testimonios

.que se alegan en su favor, no destruyen la objecioll,

sino que dan lugar á otra nueva, respecto de los in–

-convenientes de la oposicion estrema, que la compa–

ñia mantiene en los espíritus. El bien que puedan

hacer los jesuitas,

y

que es dudoso por lo menos, no

equilibra el inconveniente cierto de la fermentacion

que ocasionan: yo me reilero á la notoriedad pública"

(349)

Los lectores no pueden menos de estimar las

sensatas observaciones de estos doctos escritores:

470. Si los jesuitas de ahora se presentáran sin in–

fundir ten1.ores ni sospechas y como hombres útiles;