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-

3GJ-

~mos

de otro Pctpa, no: la opinion-púLlica ha conc1ena–

·"Clo á 1nuerte á la compañia de

J

es ns con mas fuerza

·de podel', que toda:. la. perpetuidad é irrevocabilidad

de 'la bnla pontificia. La odiosiclad de

]a

compañia se

ha propagado, porque es ahora mas q\).e antes conocí-

_ da; porque no es útil, porque pmjudica,

ó

en una pa–

labra, y es preciso r epetirla, porque condona las ten–

·d encias del siglo,

y

va camino contrario al de progre–

so. Los j esuitas,

á

diferencia de las serpienteB, á las qne

no daña el veneno con que matan

ú

otros, han sido

víctima dol propio veneno con que dañaban á sus se–

mejantes: su veneno les corroía las entrañas, causab[l,

s u descrédito;

y

en los que viven con vida moral, el

descrédito es la 1nuerte. Cuando Clemente

XIV

es–

tinguió la órden, no estaba ella bastante desacredita–

-da; y cuando la rBstauró P ió VII no tenia crédito pa–

ra vivir. Si uno

y

otro Papa hablaban ele solicitudes,

de votos -de príuc1pes

y

.obispos, no faltando Yotos

y

solicitud-es en uno

y

otro ca o, aunque e:xajeradameu–

te en el postrero, como se ha visto; ahora, ahora,

€ 11

·el dño 63 del siglo XIX todo hombre despreocu–

pado que quiera leer las obras en pro

y

en contra de

los jesuitas, no .hará solicitud, no prestará sn voto.

Por eso se ha multiplicado el núme

ro de lo

s desafec–

tos á los jesuitas, se ha formado la opini.on, se ha es–

tendido la odiosidad, no son aceptables en ninguna

parte, son desechados, sino por gobiernos absolutos

contra el torrente universal.

(351)

Los mismos jesui- -.

tas han dado la sent encia contra sí, cuan do dijeron

por la boca ele su general-seamos

lo que somos

ó

no sea–

mos.

Pues bien-no serán.

475. P rofanclizando otra vez mas en el asunto,

clj–

gamos .así-Pr ivando Clemente

XIV

á la compañia

de su existen cia legal

y

hasta del nombre, no le e¡ni–

taba esotra clase de vida secreta, r encorosa y despe–

chada, que buscaba m'édios ele salir ele su abatimien–

to

y

nulidad, por amor propio

y

por venganza. V ino

á

poco la revolucion franc es1:t, este terremoto po1ít1co

que conmovió

a~

mundo entero, anunciando la reje–

neracion de los -pucblo.s. Fué mcuester lucha porque

•.