-28-
cha, es'clama: ¿"Quién creyera que las cosas ele los
<<
indios estén en tal estado, que para servir al Rey
ce
sea necesario tomar las armas contra él mismo.''?
Si loa padres n1isioneros fueron autores
ó
víctimas de
este engaño, no es fácil
dec~dirlo;
pero las cábalas que
ya
mnpezaban
á
urdirse contra la compañia,
deben
ins–
pirar desconfianza hácia
todos
los cargos que se le hi–
cieron en aquella época."
En el lugar citado, donde el censurador de Ibaijez,
que era el señor Pedro de Angelis, trataba de inspirar
desconfianza respecto del escrito ele aquel, decia asi
pocos renglones antes-"los hombres mas ilnparcia–
les hacian justicia á los individuos, sin aprobar el es–
píritu de su instituto, sobre todo en lo concerniente
á
su modo de ad1ninistrar las misiones del Paraguay."
Nosotros no intentamos comprender las últimas pa–
labras, como una reprobacion de la conducta de los
jesuitas en el Paraguay, por estár escritas por la plu–
ma del señor Angelis,
y
por ser como preliminar del
.descrédito deibañez; pero nos contentamos conhiinje–
nua confesion de que, los hon1bres mas imparciales
no aprobaban el espíritu del instituto." .De su parte
dirán los lectores, si no es invencion jesuítica-"para
servir al Rey, erapreciso tomar las armas contra él mis–
mo;"
y
si el grande influjo que todos reconocían en
los padres misioneros respecto de los indios, no ha–
bría bastado para que estos depusiesen las annas, en
caso ele que los padres hubiesen manifestado algun
disgusto
ó
reprobacion.
Todavía la misma pluma del señor de Angelis nos
brinda otro cloctnnento en descrédito de su asercion,
pues hablando del grande infiujo que tenian los pa–
dres en esos lugares, se espresa así-"no puedo suje–
tar esos pa.dres, escribía al Ñiarqués de Pombal el go–
bernador del Marañon; su política y destreza son su–
periores á mis cuidados
y
á la fuerza de mis tropas·.
Han dado á los salvajes costlunbres
y
hábitos que los
unen
á
ellos indisolublemente. Las mis1nas quejas
dirigían
á
la Corte de
~.1adrid
los gobernadores del
Paraguay, por
la
independencia con que los jesuitas