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:!.):3

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no pq_c1ri.a dej ar ele llevar

lH.ldante

la oln:a sn suce–

sor. El solo redactaba;

y

desde que ha querido hacer

una censura en regla de la conducta, ele la moral

y

de

la doctrin'a ele los j esuita ·, se ha obligado

á

uu gran

trabajo, para r eunir .autoridades

y'

verificar los tex-

tos." [303]

,

·

395. "El Pápa confirió c1espues

á

tres cardenales la

]nspeccion de todos los seminarios del estado pontifi–

cal, que se hallasen bajo ]a direccion de los jesuitas.

Adema.s, oomo estos habian añadido aljuram_euto que

¡prestaban los discípulos educados en los colejios in–

,gles, irlandes,

y

escoses al regresar á sus misiones, la

obligacion de depender del general de la compañia,

·Clemente

XDl,

prohibió esta innoyacion ilícita, que

violaba e] juramento impuesto

]?Ol'

Urbano

vm,

y

rest~bleeió

Bste en su primera integridad. Suprimió

tambien otro abuso introducido en esos colejios,

á

sa–

ber, que los discípulos

110

podían confesarse sino con

sacerdotes de la compañia. E l Papa les devolvió la an–

tígua libertad de confesarse con cualqnier sacerdote.

El Cardenal de Bernis, embajador de Francia, decia

á

su Corte, qne el Pontífice parecia r esuelto á proce–

der en el negocio · de los j esuitas por sus propias lu–

-ces

y

por los hechos, cuyo conocimiento jurídico se

procuraba, para evitar el riesgo de cometer una in..

justicia,

y

el cargo de haberse determinado en nego–

cio tan grave por complacencia ópor miras puramen–

te políticas. Añadia: "cuanto 1nas me permite el Pa–

<<

pa leer en su alma, mas se aumenta rni veneracion

por sus virtudes. Él detesta el fanatismo·, ama la

«

paz, la justicia y la mocleraciou, y nadie está mas

~<

instruido que él en las intrígas que se hacen en Ro–

-<<

ma, Francia, E spaña, Portugall toda Europa, en

<¿

pró

y

en contra de los jesuitBoS. El vitupera los pa–

<< siones que animan á los dos partidos, y piensa. que

«

la Iglesia y la reljjion nada ganan en las disputas,

«

de que abusan siem1)re e] celo ardiente

y

la intríga

<<para turbar la paz

y

romper la nnion." [304]

39.6. "Los partidarios de los j esuitas siempre im–

prudentes, segun su costumbre, dice el historiador,